La historia oral de las mujeres criollas de Monkey Point: la identidad afro-descendiente y los derechos a las tierras comunales

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Jennifer A. Goett

II. Rachel y Hutchin hijo
(finales del siglo xix)


 

En la Isla Gran Caimán, Charlotte y Hutchin Nixon tuvieron un hijo nombrado Hutchin, que se casó con una mujer negra llamada Rachel Miles. Juntos, Rachel y Hutchin hijo regresaron a la Costa Atlántica con sus cinco hijos pequeños en la década de 1880 y se establecieron en Monkey Point, donde encontraron gente negra que se había asentado allí antes.

Jennifer: ¿Fueron directamente a Monkey Point o fueron primero a Bluefields?

Miss Helen: Estaban aquí en Bluefields, porque lo que mis parientes mayores me decían es que ellos se quedaron detrás del Parque. En ese tiempo Bluefields no era todavía un pueblo. Justo donde usted ve ahora el Parque había una gran finca. Una gran plantación. Así que Rachel y Hutchin tenían una finca ahí también, con sus plantas y otras cosas. Luego se fueron a Monkey Point. Cuando se fueron a Monkey Point encontraron a gente negra que ya estaba ahí.

Jennifer: ¿Por qué se fueron a Monkey Point?

Miss Helen: Porque este Bodden, Hafford Bodden, él y mi bisabuela eran amigos del tiempo en que vivían en Gran Caimán; usted podría decir, bueno, paisanos de Gran Caimán. Pero él les dijo a ellos que en Monkey Point había abundancia de tierras y un buen lugar para trabajar y que no había mucha gente ahí, más que los indios. Sí, pues él consiguió una parcela de tierra ahí, que le dieron, y se dedicó a sembrar y, bueno, ellos oyeron eso y dijeron que irían, y fueron. Así que ahora estaban ahí. Eso fue antes de 1900. Porque en 1900, cuando los alemanes llegaron para abrir este ferrocarril, mis antepasados paternos estaban ya ahí, la gente negra estaba ahí y, bueno, los indios también estaban ahí. Ellos fueron y establecieron una finca, con sus plantas y demás, y tuvieron también a sus hijos (entrevista, julio 2002).

En una entrevista anterior, Miss Helen describe el arribo de sus ancestros a Monkey Point de una manera más breve: «Nosotros, los negros, éramos esclavos. Vinimos a este lugar después de que obtuvimos nuestra libertad y plantamos cosas —quequisque, camote— mejor que los mestizos. Eso lo recibimos de nuestros ancestros, que nos enseñaron a plantar esas cosas (entrevista, noviembre de 2001)».

El relato de Miss Pearl sugiere que Rachel y Hutchin hijo evitaron pasar por Bluefields porque, aunque la esclavitud había sido abolida, «todavía seguía ahí»; es decir, que la desigualdad racial aún estructuraba las relaciones sociales y económicas en Bluefields, y que Monkey Point proporcionaba un refugio para los negros libres en busca de tierra y de una forma independiente de sobrevivencia:

Miss Pearl: Así que cuando el tiempo de la esclavitud terminó en Nicaragua, ellos quisieron regresar. Así que regresaron, pero cuando llegaron a Bluefields, la esclavitud todavía seguía allí. No era tanta la presión, pero un hombre con el nombre de Hodgson, que tenía muchos esclavos, él era así: si usted no tenía dinero para comprar comida y las cosas que necesitaba, usted tenía que entrar a trabajar con su grupo como un esclavo y ellos le daban comida. Así, cuando ellos llegaron aquí tuvieron tanto miedo de padecer otra vez la esclavitud, que siguieron adelante. Vinieron de Caimán en un gran bote de navegar (bote de velas) y siguieron adelante. Ellos dijeron que no iban a detenerse en Bluefields. Así que se unieron con alguna otra gente, unos negros y otros indios, y así se pusieron a navegar. Dijeron que irían a Costa Rica porque en Costa Rica había más libertad. Así que cuando iban navegando llegaron a Monkey Point debido al (mal) tiempo. El tiempo… porque usted sabe cómo es el puerto, cuando llegaron al puerto, bueno, todo estaba tranquilo. Así que desembarcaron aquí… Ellos dicen, bueno, el tiempo estaba tan malo y estaban tan cansados y les preguntaron a los indios si les dejaban quedarse aquí porque iban huyendo de la esclavitud. Así que les dijeron que podían trabajar llevando plantas, el ñame y el quequisque, y varios alimentos que llevaban con ellos. Así que el resto, el grupo grande, se fue, pero esta familia se quedó (entrevista, octubre 2001).

Las tres mujeres están de acuerdo en que cuando Rachel y Hutchin hijo llegaron a Monkey Point encontraron allí gente negra que se había ya establecido junto con los indígenas ramas. Miss Bernicia explica:

Miss Bernicia: Otras personas negras estaban aquí antes de eso, porque aquí era “el antiguo hogar”.

Jennifer: ¿De dónde vinieron ellos?

Miss Bernicia: La gente negra tenía que venir de los mismos africanos y de diferentes lugares, digamos Jamaica o Trinidad. Haciendo ese trayecto llegaron a Nicaragua.

Jennifer: ¿Vino la gente también a esconderse a Monkey Point?

Miss Bernicia: También los africanos vinieron y se escondieron, se escondieron en Monkey Point. Ellos hicieron todo el viaje hasta ahí, viajaron escondidos hace mucho tiempo. Fueron a las islas y de las islas vinieron atravesando el mar y navegando en botes. Así que vinieron y se escondieron en esos lugares, como por ejemplo, Orinoco, Monkey Point, y en todos estos lugares, escondiéndose durante años. Así que, bueno, las generaciones se sucedieron hasta llegar al punto en que no sabían ni siquiera cómo regresar a la vida que habían dejado, ni conocían a nadie en el lugar donde hubieran debido regresar, la gente negra. Así que ellos justamente se quedaron y se mezclaron con los indios. Ésa es la razón por la cual se les llama criollos. Nos llaman criollos porque tenemos de indios y de africanos. La gente negra está mezclada, así que nos llaman criollos (entrevista, septiembre 2001).

En todos los relatos, las mujeres ubican los orígenes de sus antepasados en una diáspora africana que llevó a los esclavos negros a las Américas como trabajadores esclavizados. Aunque coinciden en que Charlotte fue una esclava indígena del norte, no señalan que sus ancestros negros hayan sido esclavizados en la Costa Atlántica. Sus ancestros llegaron al Caribe como africanos esclavizados, pero las mujeres describen su inmigración a Monkey Point dentro del contexto de la resistencia a la esclavitud y a la desigualdad racial en otros lugares. Describen, entonces, la migración de sus ancestros a Monkey Point como resultado de sus esfuerzos por encontrar tierras disponibles y establecer una comunidad agrícola independiente, libre de la servidumbre racial y de las relaciones de trabajo explotadoras que habían experimentado en las islas caribeñas y en otras regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua. A lo largo de sus relatos, hay un cierto grado de deslizamiento semántico entre las referencias al «tiempo de la esclavitud», el cual duró propiamente hasta la década de 1830, en el Caribe británico, y hasta inicios de la década de 1840, en la Mosquitia, y la subordinación racial y de clase, que continuó estructurando las relaciones económicas y sociales en el período del siglo xix, posterior a la emancipación, lo cual indica la centralidad de la experiencia histórica de la esclavitud para estructurar la memorias sociales de las mujeres sobre los orígenes y el establecimiento de la comunidad.

Al mismo tiempo, las mujeres relacionan el proceso de convertirse en criollos, en el período postemancipatorio, con diversas historias de migración a través de la región del Caribe Occidental y de mestizaje entre los negros o ancestros africanos y los indígenas de la Mosquitia. La contribución blanca o europea en la identidad criolla no sólo está en gran medida ausente de los relatos de Monkey Point, sino que la identidad criolla que las mujeres asumen es una identidad criolla específicamente negra. «Nos llaman criollos por la mezcla de indio y africano. La gente negra está mezclada y por eso nos llaman criollos» (entrevista, Miss Bernicia, septiembre de 2001). Las mujeres caracterizan la identidad comunitaria como una identidad criolla racialmente mezclada, que se originó en la Mosquitia del siglo xix, mientras, simultáneamente, enfatizan su identidad como gente negra, que son parte históricamente de una diáspora afro-caribeña más amplia. Aun cuando plantean que el matrimonio interracial con indígenas de la Mosquitia dio como resultado una nueva identidad criolla nativa de la Costa Atlántica, los orígenes africanos y la experiencia de la esclavitud en el Caribe continúan estructurando la visión más amplia que tienen de quiénes son y de dónde vienen. Como tal, la idea de una identidad autóctona criolla mosquita no desplaza, sino que coexiste con una identidad diaspórica, la cual ubica cuando menos un segmento de los orígenes de sus ancestros en el Caribe y en África. Esta identidad dual autóctona/diaspórica estructura la comprensión que las tres mujeres tienen de los orígenes y la identidad de la comunidad.

De acuerdo a las mujeres, Rachel y Hutchin hijo estaban viviendo en Monkey Point a inicios de la década de 1900, cuando el presidente Zelaya comenzó la construcción del proyecto del Ferrocarril Atlántico. Las tres mujeres asocian la anexión militar de la Costa Atlántica por parte del estado nicaragüense, en 1894, con la expropiación expansionista hecha por Zelaya de las tierras ramas y criollas en Monkey Point, y a lo largo de la cuenca del río Punta Gorda poco antes de empezar la construcción del ferrocarril. Este momento histórico es central en la memoria social de las mujeres porque representa la primera vez en que los derechos de su familia sobre las tierras de Monkey Point fueron negados por el estado nicaragüense.

Las tres mujeres tienen recuerdos claros y precisos de las concesiones de tierras hechas por Zelaya, y sus relatos aluden a las disputas contemporáneas sobre las tierras de Monkey Point, que han resultado de la venta de esas concesiones iniciales de Zelaya a personas foráneas en los últimos años.

Miss Helen: Así que cuando Zelaya se apropió de Monkey Point y lo repartió, la gente negra ya estaba ahí. El encontró que la gente negra ya estaba ahí. Nuestros abuelos estaban ahí, la familia Bodden estaba ahí, la familia Dixon estaba ahí. Así que él no podía decir que en ese lugar no había nadie y, además, los indios también estaban ahí. No le preguntaron nada a nadie y el presidente Zelaya no tomó mucho en cuenta a la gente negra que estaba ahí, tampoco. Ni siquiera a los indios, porque no garantizaban su derecho a una parcela de tierra a través de algún documento. —Bueno, mira, eso ahí va a ser tuyo. Ellos simplemente llegaron y empezaron a trabajar, y el que estaba ahí trabajaba también. No expulsaron a la gente, pero tampoco les daban seguridad respecto a la tierra (Entrevista, julio 2002).

Miss Pearl: Ellos vinieron en el tiempo en que tenían esta revolución, los conservadores y los rojos (Liberales). Y cuando ganaron los rojos, el Zelaya les dio todo a sus soldados y a los que promovió, él vino y midió todo este lugar, aquí, al sur de Bluefields, casi hasta llegar al río Indio. Y les dio a ellos 20, 30 mil, 20 ó 10, 6, 8, según a él le pareciera. Y dividió todo este lugar y se los dio a ellos. Ése fue su premio por pelear y ganar esta Costa Atlántica, y luego le pusieron a todo este departamento el nombre de Departamento de Zelaya. Muy bien, pues ellos hicieron esas cosas por encima de la gente que estaban ya viviendo en estas tierras, mis tatarabuelos. Después de que habían vivido aquí durante tantos años… (entrevista, agosto 2001).

Miss Bernicia: Así que yo digo que los documentos de Zelaya son nulos. A quién pertenece la tierra, es un asunto que se debe resolver en base a quién está establecido en ella, y nosotros no somos gente que haya llegado ayer, ni mucho menos hoy. Yo digo que nosotros somos viejos de vivir aquí. Somos gente que hace mucho tiempo vivimos en esta tierra, y si ellos quisieran la tierra y quisieran usar la tierra y la quisieran para vivir, no hubieran esperado ciento seis años para darse cuenta que el documento existía, mientras que ellos ni siquiera sabían que existía. Todo mundo viene aquí preguntando dónde está Monkey Point… Ellos ni siquiera saben para dónde se dirigen. ¿Por qué ellos no saben adónde se dirigen? Porque a ellos no les importa la tierra, ellos no viven de esa tierra, ellos no necesitan de esa tierra. El que está en la tierra es el que necesita de esa tierra (entrevista, septiembre 2001).

Cada mujer describe esta expropiación histórica de la tierra desde un ángulo ligeramente diferente. Una señala que mientras los agricultores negros de Monkey Point no fueron considerados destinatarios legítimos de concesiones de tierra, su trabajo, sin embargo, se consideró necesario para la construcción del ferrocarril, y por eso se les permitió quedarse en la comunidad. La segunda descripción se concentra en los aspectos políticos de la anexión militar de la Costa Atlántica y ubica los títulos de propiedad otorgados por Zelaya dentro de un esfuerzo más amplio por incorporar a la región de la Costa Atlántica dentro de la nación nicaragüense. La última intervención ubica los títulos de Zelaya dentro de las disputas contemporáneas sobre la tierra y cuestiona la lógica de que un documento con un siglo de antigüedad pueda tener primacía hoy en día sobre la ocupación y el uso que generaciones de su familia han hecho de las tierras de Monkey Point.

Durante el periodo del ferrocarril, Rachel trabajó como cocinera y Hutchin hijo trabajó como obrero manual. Una historia larga y enredada de servidumbre doméstica es un tema que atraviesa las historias de las mujeres, proporcionando un hilo narrativo que vincula experiencias de subordinación de raza, clase y género para generaciones sucesivas de mujeres. Aunque el contexto es distinto, el relato siguiente de la experiencia de Rachel como una empleada doméstica evoca recuerdos de la experiencia de Charlotte como una esclava indígena en la casa de una familia europea una generación antes. Miss Helen refirió una anécdota sobre la experiencia de su bisabuela Rachel como cocinera, que demuestra el estado de subordinación en que se vio colocada la gente de la comunidad tras la llegada de extranjeros blancos a Monkey Point en los años del ferrocarril.

De acuerdo a Miss Helen, la patrona blanca de la casa donde trabajaba Rachel ponía su mesa en la mañana para desayunar y se servía café y pan con mantequilla. Aunque la patrona le permitía a Rachel comer de casi todo lo que había en la cocina, a Rachel no se le permitía comer mantequilla. Parece que la patrona pensaba que la mantequilla era muy cara para que la comiera la cocinera y por eso le ordenó a Rachel que no la tocara. Rachel, que trabajaba duro para desquitar su salario y que estaba orgullosa de sí misma y de su trabajo, se iba entonces al comisariato establecido por la compañía del ferrocarril a comprar su propia mantequilla para llevarla a la casa de su patrona y todas las mañanas se sentaba en la cocina y se tomaba su café con pan y mantequilla. Un día la patrona entró en la cocina y cuando vio que Rachel había comprado su propia mantequilla dijo: «Ya veo que te estás desayunando, Rachel». Rachel le respondió: «Así es», y se sintió muy satisfecha de que la patrona no le pudiese cuestionar nada sobre la mantequilla, porque Rachel la había comprado con su propio dinero (notas de campo, julio 5, 2002).

La anécdota ilustra cómo las relaciones de trabajo establecidas en Monkey Point tras la llegada del personal del ferrocarril colocaron a los miembros de la comunidad en posiciones subordinadas estructuradas alrededor de raza, clase y diferencia de género, respecto a los extranjeros blancos que habían llegado a la comunidad. Ubicadas dentro del contexto de la anexión militar de la Costa y la expropiación de las tierras de Monkey Point y Punta Gorda hecha por Zelaya, las mujeres asocian estos detallados recuerdos de subordinación racial, clasista y de género como trabajadoras domésticas dentro de su pequeña comunidad agrícola con procesos históricos más amplios, que han operado para despojar a los miembros de la comunidad de sus derechos sobre las tierras de Monkey Point.

A lo largo del siglo xx, mujeres y hombres de la comunidad dependieron del trabajo asalariado, tanto dentro como fuera de la comunidad, para proporcionar ingresos estables en efectivo. Si bien Monkey Point proporcionaba un estilo de vida que aseguraba la subsistencia, la pesca y los cultivos, generalmente no generaban el ingreso en dinero efectivo que las familias necesitaban para comprar ropa y enviar a sus hijos a la escuela en Bluefields. Debido a ello, muchas generaciones de mujeres y hombres de Monkey Point han hecho perennes peregrinaciones a Bluefields, San Juan del Norte, Costa Rica y Panamá en busca de oportunidades para devengar un salario. Para las mujeres de Monkey Point esto a menudo significaba formas de servidumbre, con un sesgo sexista, en calidad de empleadas domésticas para familias blancas adineradas que habían venido a Centroamérica como élites administrativas y como inversionistas de riesgo durante el período del enclave. En concordancia con esta tendencia, después de que murió Hutchin hijo y se terminó la construcción del ferrocarril en Monkey Point, su esposa Rachel se fue la comunidad con su hija Catherine para trabajar como cocinera en la zona del Canal de Panamá. Catherine trabajó como costurera.

Jennifer: ¿Por qué se fue Rachel a Panamá?

Miss Helen: Yo se lo voy a decir ahora. Rachel se fue a Panamá porque se abrió el trabajo en Panamá, y había mucho trabajo para las mujeres. Y usted sabe, ella estaba trabajando para la gente blanca en Monkey Point, y después que eso se cerró, entonces su marido se murió y sus hijos estaban ya grandes y, bueno, ella no tenía ya nadie que la retuviera en Monkey Point. Ella era una mujer a la que le gustaba tener su propio dinero, y entonces decidió que ella también se iría a Panamá (entrevista, julio de 2002).

Catherine murió en Panamá y Rachel eventualmente regresó por sí misma (sola) a Bluefields. Ella vivió sus últimos años entre Bluefields y Monkey Point.


 


 

III. Herminia Presida
(de inicios a mediados del siglo xx)


 

Antes de la muerte de Hutchin hijo y de la salida de Rachel hacia Panamá, su joven hija Herminia conoció a un inmigrante negro de la Martinica llamado José Presida, y se casó con él. José era considerablemente más viejo que Herminia, hablaba el patois francés, y era conocido por ser un obeahman (sacerdote tradicional) muy hábil. Miss Helen describe el romance que él tuvo con su abuela Herminia: «Porque recuerde que yo le dije que él era muy viejo para Herminia; él tenía más de cincuenta años y los padres de ella no querían casarla con él. Pero los dos ellos se enamoraron y él tenía sus secretos (obeah), así que ella se fijó en él y no podía sacárselo de la mente [risas]» (entrevista, julio 2002).

Herminia y José vivieron yendo de un lado a otro entre Monkey Point y Bluefields y criaron juntos muchos hijos. Las mujeres de Monkey Point expresan a menudo intensos sentimientos de orgullo y lealtad hacia su comunidad y hacia venerables y reverenciados ancestros como Herminia y José. Como abuela de las tres mujeres, Herminia Presida es una figura central en sus historias personales y comunitarias. Sus hijos son los padres y abuelos de la mayoría de las familias contemporáneas de Monkey Point, y ella es una antepasada sumamente estimada, conocida por su moral cristiana, su buen carácter, su dedicación al trabajo y su habilidad como partera y como curandera, que utilizaba la medicina tradicional y las hierbas para curar las enfermedades. Por ejemplo, Miss Helen describe el trabajo de Herminia como curandera en la comunidad:

Miss Helen: Herminia Presida fue una partera de primera clase, ella solía atender a las mujeres que iban a parir; o cualquier enfermedad, especialmente entre los indios, ella la atendía. Herminia era una buena partera, también era lo que los españoles aquí llaman curandera. Ella sabía mucho de medicina, ésa era una tradición de nuestra familia. Rachel (su madre) también sabía mucho. Parece que en los viejos tiempos la gente de ese entonces, nuestros ancestros, sabían hacer trabajos medicinales para ayudarse ellos mismos porque los médicos eran escasos, así que ellos aprendían sobre cuáles de las diferentes hierbas eran buenas para ayudar a la gente. Así que Rachel y su hija Herminia eran buenas en la medicina a base de hierbas, entonces. Ellas siempre le ayudaban a la gente, gente que llegaba muriéndose donde Herminia y con problemas de parto, ¿no? Y ella siempre les brindaba ayuda y lograban recuperarse… (entrevista, julio 2002).

El ministerio de Herminia en Monkey Point coincidió con el primer período de Somoza, y su época es recordada por los miembros de la comunidad como los buenos años de la historia comunitaria, cuando las pequeñas comunidades agrícolas como Monkey Point eran lugares bien poblados y prósperos. Los recuerdos de la prosperidad están casi siempre ligados a las descripciones de la subsistencia comunal independiente en base a la producción agrícola y el acceso a recursos naturales abundantes. Las mujeres describen los diversos y complejos patrones de uso de la tierra que se evidenciaban a lo largo de comunidades pesqueras y agrícolas criollas de la costa sur en lugares como Hone Sound, Red Bank, Devil’s Creek, Monkey Point, Duck Creek, Long Beach y Corn River. De estas comunidades, Monkey Point y Red Bank eran las más populosas. Las economías comunitarias estaban estructuradas alrededor de la producción de cultivos agrícolas, la recolección y venta de cocos provenientes de los cocales de las playas, así como la pesca y el tortugueo. Esas actividades permitían una subsistencia comunitaria independiente y proporcionaban a los agricultores negros una limitada cantidad de dinero en efectivo por la venta de productos agrícolas, cocos y concha de tortuga carey en la economía de mercado regional. Miss Helen describe la vida comunitaria durante esos años:

Miss Helen: Nosotros la pasábamos muy, muy bien. Porque en ese tiempo nosotros teníamos a nuestros parientes mayores que todavía no habían muerto. Todo mundo tenía su finca, todo mundo sembraba, criaba las gallinas que tenían. Incluso tenían cabras. Cuando la anciana señora (Herminia) murió, nosotros todavía teníamos cabras ahí y teníamos breadkind y los cocos y solíamos ir en bote a Bluefields para llevar y vender ahí las cosas… Cada hogar tenía un trozo de madera que nosotros acostumbrábamos llamar machacador o exprimidor, con el cual le sacábamos el jugo a la caña. Hoy en día usted no verá nada de eso. En cada casa tenían uno. Todo mundo tenía el suyo porque todos tenían su propio cañaveral. Y era un placer en esos tiempos la llegada del viernes. Cuando llegaba el viernes, usted veía a la gente ir a su finca porque ése era el día en que ellos cortaban la caña y le sacaban el jugo para hervirlo y hacer tortas de pudín. Entonces, el sábado o el domingo por la mañana usted podía ir de casa en casa y usted miraba que todo mundo había hecho sus tortas. Podría haber sido torta de quequisque, yo también hago torta de quequisque. Los otros la hacían de maíz, otros de yuca. Incluso hacíamos también torta de camote y torta de arroz.

Todas esas cosas nosotros solíamos hacerlas con el jugo de caña. Nosotros no sabíamos mucho sobre el azúcar en ese entonces. El azúcar existía, pero nosotros teníamos nuestra propia manera de sacar el azúcar de la caña. Era un placer en la mañana del domingo cuando usted miraba que en toda la comunidad, en toda la aldea, la gente llevaba los platos cubiertos, cada hogar mandándole al otro las tortas que había hecho. Y para la cena del domingo, todo mundo cocinaba un pollo. Porque el pollo, usted sabe, aún ahora en Bluefields, es uno de los platos de alta categoría ahí. El pollo es más barato ahora, pero cuando es tiempo de comer pollo y se dice que van a cocinar pollo, todos se preparan porque eso los anima. Durante toda la semana uno puede pasarla comiendo pescado, así como podría también ser tortuga. Si es el tiempo de tortuga, se consigue la tortuga. Si es tiempo de iguana, se consigue iguana. Si es tiempo de chancho de monte, ellos van y cazan chancho de monte.

Jennifer: ¿En qué época del año es el tiempo de la tortuga?

Miss Helen: El tiempo de la tortuga es ahora mismo, de mayo en adelante. Incluso, desde el mes de abril la gente iba a las costas de Wiring Cay y de ese otro cayo, que está ahí, Frenchman Cay, a cazar tortugas En aquel tiempo, todo mundo tenía sus aperos de caza. Todos los hombres tenían su arpón, su dori, porque ellos pescaban y cazaban tortugas. Así es como ellos solían ir. Era un gusto ver a esos hombres yendo a pescar, y en el día ver regresar los doris, todo mundo corriendo a ver lo que habían traído (entrevista, julio 2002).

  • Número 146. Año III. 11 de octubre de 2020. Cuajinicuilapa de Santamaría, Gro.

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