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El accidentado camino
de las policías
comunitarias

 

Margena de la O

 

 

Policía comunitaria. Expansión.
[Foto: José Luis de la Cruz]

 

 

 

La seguridad alternativa se mantiene como la opción más confiable en los pueblos para enfrentar la inseguridad. El Frente Unido de Seguridad para el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG) se asentó en la comunidad de Petaquillas, a desafiantes 10 kilómetros de distancia de la ciudad de Chilpancingo, capital del Estado.

Los habitantes del pueblo avalaron la Policía Comunitaria por el hartazgo de las secuelas del narcotráfico y la indiferencia de los militares y policías, a quienes señalaron de coludirse con la maña.

A las 6:00 de la mañana del 31 de enero, unos 200 policías comunitarios –todos de apoyo de comunidades donde ya está asentado el sistema que se separó de la UPOEG, como en el valle de El Ocotito– pretendían asentarse en todo el territorio de Petaquillas, al menos así justificaron su presencia en la carretera federal Chilpancingo-Acapulco a esa hora.

Para los habitantes de la comunidad, los límites llegan al punto conocido como El Parador del Marqués, pero los militares no los dejaron pasar más allá del entronque ubicado unos metros después del puente peatonal antes de la entrada a la comunidad.

Petaquillas es paso obligado hacia los municipios de Mochitlán y Quechultenango, donde la radiografía delincuencial del Sistema de Seguridad Pública tiene ubicado al grupo narco Los Ardillos, y del otro lado, o sea hacia Chilpancingo, a Los Rojos.

El diálogo con militares y funcionarios estatales no prosperó, y a mediodía los habitantes y policías comunitarios se retiraron a seguir con su proyecto de constituir la Policía Comunitaria, actualmente con el respaldo de más elementos de Tierra Colorada (Juan R Escudero) y Xatianguis (Acapulco).

 

 

 

Origen de los sistemas comunitarios 

 

El gran proyecto de seguridad comunitaria en Guerrero surgió hace 19 años, un 15 de octubre en Malinaltepec y San Luis Acatlán con las siglas de CRAC: Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias.

El fantasma de la división hizo mella entre los liderazgos de la organización y en la actualidad es causa del surgimiento de otros sistemas alternativos de seguridad.

La CRAC se entiende en la actualidad en cuatro grupos: 1. La casa matriz de San Luis Acatlán la lidera Abad García García, escisión que de fondo la sostienen otros personajes como Pablo Guzmán y Valentín Hernández. 2. Frente de Eliseo Villar Castillo, personaje ligado a Ángel Aguirre Rivero, gobernador que pidió licencia por acumular dos masacres de normalistas de Ayotzinapa en un gobierno inconcluso, y a quien le atribuye esta fracción de grupos. 3. Los fundadores, entre los que se cuenta Cirino Plácido Valerio, hermano de Bruno, creador de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG). 4. El Paraíso, la ala más radical con sede en Ayutla, que constituyó sus propios grupos desde Tixtla hasta Olinalá.

El 5 de enero de 2013, sin despojarse de las siglas de la CRAC, Bruno Plácido Valerio empujó el levantamiento popular en Ayutla, el cual terminó por instaurarse como Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana de la UPOEG. Lo extendió hacia Tecoanapa, San Marcos, Xaltianguis (Acapulco), Tierra Colorada (Juan R. Escudero) y Valle de El Ocotito (Chilpancingo).

La UPOEG nace originalmente como la organización que enfrenta al gobierno federal por los excesivos cobros de luz eléctrica a las familias de La Montaña, promueve marchas y tomas de edificios de la Comisión Federal de Electricidad para hacerse notar.

Plácido Valerio inició el proyecto de la Policía Ciudadana muy de cerca a Ángel Aguirre Rivero, entonces gobernador en funciones, y juntos empujaban el proyecto de la Policía Rural, que Bruno terminó por abortar.

Aguirre Rivero tuvo qué ver en la división del gran sistema de seguridad y justicia comunitario, se sabe entre las organizaciones. Polarizó la diferencias entre los miembro de la CRAC y los hermanos  Plácido Valerio.

El 21 de enero de 2013, en la bodega La Luz de La Montaña, en San Luis Acatlán, Aguirre Rivero llamó a la CRAC a una reconciliación y les otorga una aparente garantía de respeto. El pacto lo cierra el gobernador con la entrega de millón y medio de pesos, mil 200 uniformes y cuatro camionetas.

El gobernador de entonces invitó de manera especial a es acto a Bruno Plácido Valerio.

 

 

 

Escena polémica

 

Al gobernador lo flaqueaban Pablo Guzmán, uno de los coordinadores de la CRAC, y el alcalde Alejandro Contreras, quien a su derecha tenía a Cirino Plácido Valerio.

“¡Bruuno!”, soltó el gobernador al ver atravesar el perímetro del acto al dirigente de la UPOEG, quien hizo una mueca que parecía una sonrisa.

Para cuando Bruno Plácido Valerio llegó al centro del templete, lugar que ocupó el gobernador, éste ya estaba de pie y con la mano extendida. El dirigente de la UPOEG saludó de apretón de mano al gobernador y al alcalde.

“¡Es orgulloso!”, se leyó en los labios de Pablo Guzmán cuando susurró al oído izquierdo del gobernador. Ambos rieron.

La pugna entre la CRAC y la UPOEG de pronto fue notoria, pero no evidente. Al cabo del tiempo, totalmente evidente.

La UPOEG también es blanco de sus propias divisiones. El FUSDEG proviene de un grupo disidente del grupo de Plácido Valerio, coordinado por Crescenciano Ramírez Rodríguez.

Bruno Plácido Valerio, Ernesto Gallardo Grande y Crescenciano Ramírez Rodríguez son los líderes de la UPOEG más visibles el 23 de enero de 2014 cuando el Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana de la UPOEG ingresa a el Valle de El Ocotito. Para entonces llevaban las victorias de asentarse en Ayutla, Tecoanapa, Tierra Colorada y Xaltianguis.

En abril de 2014, o sea tres meses después, durante los preparativos para la fiesta del 3 de mayo evidenciaron los conflictos internos de la UPOEG: existían dos grupos de policías ciudadanos, uno  que despachaba en Mohoneras, donde inicialmente se instaló la base de operaciones, y el otro en Buenavista de la Salud.

En el primer aniversario del asentamiento de los policías ciudadanos, esta vez celebrado el 24 de enero, salieron los dos grupos, UPOEG y FUSDEG. El primero, encabezado por Bruno Plácido Valerio, marchó de Mohoneras hasta la sede de la comandancia en Buenavista de la Salud; el segundo, con policías comunitarios uniformados y armados del frente realizó una caravana de camionetas que recorrió desde Mazatlán hasta El Ocotito.

A los festejos del bloque del FUSDEG llegó Eliseo Villar Castillo, el hombre que mantiene una de las fracciones de la CRAC, la fiel al gobernador con licencia originario de Ometepec, donde actualmente se mueve su grupo comunitario.

Plácido Valerio ofreció ese día una breve explicación de división. “La UPOEG trae un modelo de toma de decisiones en asambleas, no es de un grupo contra otro grupo, y eso se va a transparentar este año, porque se va a abrir el consejo municipal de Chilpancingo”, dijo.

Crescenciano Ramírez Rodríguez tiene una versión de corrupción y excesos de violencia de las detenciones cometidas por los cercanos a Plácido Valerio, como Ernesto Gallardo.

La coincidencia de todos estos personajes, aun con sus diferencias: conservan sus grupos de seguridad comunitaria con perímetros de influencia definidos.

 

 

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