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bala perdida

 

 

 

Consideraciones
sobre escritura
open source

 

Harmodio Juárez

 

 

 

 

Resumen ejecutivo: escribir open source quiere resignificar la actividad de creación literaria en función de los métodos de creación informática del open source. ¿Qué es el open source? Visto en modo idealista, el open source consiste en programas computacionales cuyo código fuente es abierto, es decir, que cualquier paisano tiene acceso a él, se lo puede apropiar, lo puede modificar, recombinar, transformar, distribuir siempre y cuando el código fuente permanezca abierto y se dé el debido crédito a sus autores.

¿Qué significaría entonces una creación literaria open source? Primero, un proceso de creación ayudado por las herramientas informáticas del open source, donde las versiones previas, o la genética del texto si nos ponemos teóricos, sería visible desde el primero hasta el último instante de la creación. O si se quiere, levantarle la falda a aquel renombrado iceberg de Hemingway usando para tal efecto las navajas suizas propias de los desarrolladores de sistemas informáticos open source: control de versiones, desarrollo colectivo, reporte de errores y así.

Segundo: una escritura colectiva. El autor funcionaría entonces como una especie de maestro de obra (o productor), rompiendo así la idea del escritor romántico embebido en su máquina de escribir, impulsado por su sempiterna botella de whisky y la sombra de esas musas decimonónicas a quienes el procesador de texto y sus infinitas posibilidades de edición parecen haber espantado desde hace ya algunos decenios. Esta relación uno a uno entre creación literaria e individualidad creadora es tan pertinaz que ni siquiera el manifiesto de la literatura huiqui (versión 3.1) la cuestionó. ¿Por qué, a diferencia de los artículos científicos, los textos literarios siguen siendo asociados a un solo nombre, y no a una pluralidad de autores? Las series de televisión en cambio ya superaron el asunto del creador único. ¿Quién es el autor de Homeland, Fringe, The Wire o Hatufim? Sus nombres no nos vienen inmediatamente a la memoria, hay que buscar, hurgar en google/wikipedia para encontrarlos. Nada que ver con la relación de equivalencia nominal entre Cien años de soledad y García Márquez. Me dirán que esta idea de la muerte del autor ya es vieja. Pero aquí no se trata de la muerte del autor, sino de esa amistosa disolución de su nombre en una página de Wikipedia.

Esa será la siguiente tarea de la Literatura Huiqui: mudarse a wikimedia (la aplicación que impulsa y da soporte a la Wikipedia) y olvidarse de que cada autor produzca un texto suyo para mejor trabajar en el barbecho de un texto colectivo, de obra lenta, producto de esas interminables discusiones y negociaciones que subyacen a los artículos más polémicos de la wikipedia. ¿Habrá un lugarcito ahí para la estética?

Y finalmente: tercero: el código abierto, es decir la renuncia a la comercialización directa de la materia de creación. Los escritores open source publicarían luego entonces su obra bajo una licencia Creative Commons 0 misma que permite la copia, distribución e incluso el uso comercial de la obra siempre y cuando se de crédito a sus autores. De forma y manera que el más modesto editor del Ecuador, si le viene en gana, puede publicar la obra sin siquiera prevenir a los autores. Compárese este método de distribución a lo que tenemos ahora: un enorme pelotón de escritores en ciernes peleándose un puñado de premios, dos pesos de marketing, medio kilo de reconocimiento de la universalmente enquistada élite que conforma el campo editorial y una nombradía que extiende por unos cuantos meses la tierra prometida de esos 15 minutos de fama que nos prometió Warhol. El agente del agente del agente.

Para lo cual, por supuesto, hay que salir del analfabetismo informático, saber declinar la obra en huiqui, blog, tuit, féis, epub, mobi, pdf y ese largo y técnicamente embrollado trasunto del etcétera.

En eso andamos.

farándula, huiqui, letras, trabajos.

 

 

 

 

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