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opinión

La esquina de Xipe

Eduardo Añorve

 

 

 

 

Cultura para
los incultos
afromexicanos

 

 

 

 

 

 

Que se gasten ocho millones en un festival de unos cinco días en dos municipios de la Costa Chica puede ser aceptable, pero cuando uno se entera que la estrella del espectáculo ha de ser la oaxaqueña Susana Harp, uno se pregunta de qué va la cosa, como no queriendo bien la cosa, ni tal cosa. Es de asombrar, ¿o de indignar? El acto cumbre de un festival afromexicano para Ometepec y Cuajinicuilapa es la presentación de una «diva» de la canción folclórica. Seguramente no había ningún artista, cantante, grupo musical, conjunto, dueto, trío, banda o lo que fuere disponible para un festival afromexicano. Y me refiero a los locales. ¿A quién se le ocurrió que Susana Harp era siquiera representante o cuando menos conocedora de la cultura afromexicana de la Costa Chica de Guerrero y de Oaxaca?

Desde antes de darse a conocer en el estado de Guerrero la realización de este «festival», las inconformidades y las críticas se hicieron públicas, como las del secretario de Cultura, Mauricio Leyva Castrejón, quien señaló que tenían detectada la asignación de ocho millones de pesos «para un festival afromestizo, en Cuajinicuilapa, y, de las comunidades culturales involucradas en movimientos de este tipo desde hace más de 15 años, ninguna postuló ese proyecto, y no lo postuló ningún ayuntamiento». Por lo que este festival, dijo, se ha manejado en la opacidad. Y explicó que estaban «a la expectativa de ver si son los postulantes históricos, por decirlo de alguna manera», quienes gestionaron ese dinero, porque «sí queremos saber quién hizo esa postulación, a razón de qué se hizo esa asignación de recursos. Casos como ése hay muchos» en el estado. También dijo que este manejo opaco del presupuesto federal para cultura «nos debe hacer pensar en que la Secultura federal debe hacer reasignación, o al menos vigilar la aplicación de recursos». Al parecer, este festival fue organizado por la Asociación Ayudando por la Vida, A. C.

Aquí se mostró una vez más que es fácil en este país acceder a dineros públicos a través de proyectos palomeados por cuates (quienes muchas veces se llevan su gran tajada de esos recursos) incrustados en puestos claves, como senadurías, diputaciones, secretarías de estado, instituciones de cultura, etc. ocho millones de pesos para cinco días. ¿En qué se los gastaron? No nos lo van a decir. Si el mero secretario de Cultura se quejaba de que ni siquiera él tenía conocimiento sobre estos hechos…

El programa que hicieron circular de escondido (porque en estas poblaciones no se conoció a tiempo, sino dos o tres días antes, y en algunos casos, el mero día) da cuenta de actividades como conferencias y talleres de pintura, de elaboración de máscaras y de cerámica, así como lecturas de obra y teatro, a cargo de personas ajenas a la comunidad afromexicana, aunque tal vez de gran prestigio y talento, como Ginette Ferrani, Rolando García, Viviana Hernández, Antonio Salinas, Iris García, Raciel Quirino, Joaquín Flores Félix, Ricardo del Carmen, Armando Alanís, Esteban Caicedo, Mario Díaz, Clarissa Malheiros, Juliana Faesler y Khristine Gile. Repito, seguramente ha de ser gente de mucho talento, pero,,, ¿le importa a los afromexicanos y a la población de Ometepec y Cuajinicuilapa su presencia? ¿O son representativos de la cultura afromexicana? ¿O? Por lo que se vio, a la gente no le importó ni le importa eso que le dieron como manifestaciones de su cultura, porque no acudió a los lugares donde se realizaron las actividades. Una funcionaria de Ometepec dijo que los agarraron en curva, que ellos ni se lo esperaban; además, que el tal festival era una farsa. Pero los presidentes de ambos municipios, necesitados de popularidad, le entraron a la farsa y, bueno, ello no es nuevo ni será la última vez que lo hagan, sobre todo porque andan en campaña para la reelección o para algún cargo de otro poder de gobierno, como el legislativo.

También participaron algunos creadores, músicos y faroleros locales, como en el caso de Emiliano Aréstegui y Sergio Peñaloza, pero la presencia del público local tampoco los favoreció, como tampoco fueron muy favorecidos con la presencia del público los grupos musicales Los Gallardo, Chogo El Bandeño, Kelele Show, Fidela Peláez y la orquesta La Barredora, y la rondalla de Marquelia y la orquesta infantil de Ometepec. Aunque algunos de ellos no estuvieran presentes, claro. Pero, ¿a quién le importa, a quién le importó? Por mi barrio no suspendieron la fiestecita del domingo para ir a ver a Susana Harp.

Tampoco se hizo público el propósito del festival, ni sus objetivos ni nada que se le parezca. Como bien dijo el secretario de Cultura, eso estuvo muy oscuro. ¿Será porque se trataba de cosas de afro-negros-mexicanos? Me olvidaba anotar que también se programó un ciclo de cine afromexicano, al que, por supuesto, no acudí, dejándome llevar por mis afromexicanos prejuicios. En congruencia con esta farsa –no de los creadores, artistas y ponentes, sino de los organizadores «opacos»–, uno de los dos carteles impresos a colores –no las cartulinas improvisadas donde informaban cambios en la programación– para invitar a presenciar estas actividades se puede notar la improvisación, la impertinencia y la falta de respeto, tanto al público, como a esa cultura que dicen festejar: En primer lugar, colocaron un dibujo de un círculo con rayos en cuyo centro se encuentra la imagen estilizada de una ave rapaz, y al lado el nombre del festival «Festival de la Cultura y Tradiciones Afromexicanas». Agregaron los nombres de las sedes y las fechas de su realización. Más abajo, cinco imágenes para ilustrar los apartados del festival: música, danza, talleres, exposiciones y cine, con fotografías no pertinentes o no adecuadas a esas actividades, particularmente si se trata de un festival afromexicano, siendo el caso la fotografía del apartado de cine, una caja con palomitas en primer plano, que ocupa la mayor parte de la imagen. Luego, los identificadores de los organizadores: Asociación Ayudando por la Vida, A. C., Secretaría de Cultura federal y Ayuntamiento de Ometepec. En los extremos superior e inferior, adornos cuasi navideños. Es un cartel de mala hechura, claro está. Y queda la duda: Al aceptar la inclusión del escudo del municipio de Ometepec, ¿el Ayuntamiento también recibió y manejó parte de esos ocho millones de pesos que el gobierno federal entregó para este festival 'patito'?

Como se ve, esto de que los afromexicanos estén de moda sigue siendo un botín para vivales, quienes remontan en presuntas buenas causas para seguir viviendo del presupuesto, porque en esas pendejaditas que hicieron no se justifican ocho millones de pesos... aunque, en México, eso y más se puede hacer, y ni quién diga nada, y más si se 'salpica' en el camino a las manos que abren las puertas del erario. Pero, lo que sea de cada quien, ¿un festival afromexicano teniendo como acto mayor a Susana Harp? ¡No chinguen! En fin, que siga la mañosera y el manoseo de los afromexicanos oficial. Ya quedó claro que el folclore no es lo mismo que la cultura, aunque quieran engañar a la gente. Que roban de ese modo, eso sí. Asociación Ayudando por la Vida, A. C. ¿Quién estará detrás de ellos?

 

 

 

 

 

 

 

 

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