Del origen de la polarización social en México

José Francisco García González

Para explicar y comprender el ancestral desprecio hacia los pobres, o los de abajo –como lo definió Mariano Azuela en su popular novela–, de parte de aquellos que de alguna forma detentan poder político, religioso, militar o económico, se requiere revisar la historia desde la época de las invasiones colonialistas; sin este ejercicio sería completamente estéril tratar de encontrar los argumentos que diluciden en cierta medida lo que está sucediendo en la actualidad en México. Se quiera ver o no, están sucediendo cosas interesantes para el análisis, la reflexión y si se quiere ir más allá, para la acción que instaure una narrativa con una visión socialmente incluyente, sin racismos, sin discriminación, más cercana a la solidaridad y la fraternidad. También es cierto que los caminos por donde transita la Cuarta Transformación (4T) se vislumbran estrechos y acotados, porque a simple vista se ve que el proyecto es de un solo hombre –en este caso el presidente Andrés Manuel López Obrador–. Se percibe, además, que el discurso del Presidente no ha logrado permear ni siquiera al interior del gabinete compacto que le ha acompañado en ya casi la primera mitad de su sexenio. Se nota la timidez de los funcionarios, hombres y mujeres, al momento de tomar decisiones. No quiero pensar que el Presidente los presione para hacer lo que él dice; más bien, esa presión va en el sentido de que se apliquen a corregir lo que está mal desde sus respectivos ámbitos de responsabilidad con libertad, en mensajes directos que les dice desde el atril de las mañaneras. Creo que, al contrario, esos funcionarios no han querido confrontarse con las posiciones de la derecha reaccionaria, incluso ni cuando éstos se lanzan directamente en contra de las acciones de los funcionarios de primer nivel. Tiene que salir López Obrador a dar la cara y posteriormente los presenta ante los medios para que contesten los cuestionamientos tendenciosos de una prensa que simpatiza con los tiempos idos de los gobiernos del PRI y del PAN. No podemos obviar que dentro del gabinete existen personajes que antes estaban en posiciones contrarias a las del Presidente; incluso, en el ala conservadora que el mismo mandatario critica permanentemente; algún otro, en centro derecha o centro izquierda, y no precisamente por ideologías definidas, sino por los intereses creados durante los últimos cuarenta años, desde que se comenzó a delinear un régimen político-económico que vendría a sustituir al de la justicia social, el de la autosuficiencia alimentaria y energética, y la formación de profesionistas que sirvieran para impulsar el desarrollo del país en todos sus campos. A partir de entonces y con la llegada de tecnócratas metidos a los asuntos políticos, se fortaleció a un grupo muy reducido de familias y personajes a la sombra del poder y el cobijo del erario. Varias generaciones se formarían en sentido inverso a los preceptos de la Revolución Mexicana con justicia social. Todo aquello cayó y muchos callaron cuando se pusieron a la venta los bienes públicos, de manera abierta y sin ningún recato, aun conociendo las necesidades prioritarias de la gente que se quedaba sin empleo y se orillaba a una gran franja de mexicanos a la marginación y la miseria.

Pues bien, desde la invasión de los imperios europeos de aquellos tiempos (siglos XV, XVI y XVII), se abrogaron el derecho de ser los amos y señores, por haber «descubierto» estas tierras, y las tomaron como propias, a la vez que esclavizaron a los habitantes de culturas diversas y dispersas en todo el continente. Por eso la discriminación racial y desprecio por la gente pobre no es privativo de México, sino que es parte de la propia cultura de los empoderados desde aquellas épocas. Para justificar sus latrocinios y genocidios se tuvieron que inventar que todo lo hacían para traer la civilización, considerando a los pueblos como bárbaros. Este 13 de agosto, en la conmemoración de la conquista española, el partido ultraderechista Vox suscribió en sus redes sociales que su país «logró liberar a millones de personas del régimen sanguinario y de terror de los aztecas (…) Tal día como hoy de hace 500 años, una tropa de españoles encabezada por Hernán Cortés y aliados nativos consiguieron la rendición de Tenochtitlán». Estamos conscientes de que la oposición conservadora tiene que reaccionar en contrasentido a todos los cambios progresistas, por mínimos que éstos sean, pero debería haber un límite de responsabilidad; de verdad se exhiben ellos solos, aunque por otro lado es positivo que muestren su verdadero rostro que en otros tiempos ocultaban bajo el velo de la buena moral (asisten a misa a comulgar, pero en cuanto salen de este ritual siguen con su mezquindad tradicional). Y eso de acusar a Obrador de comunista es una reverenda estupidez del grado que con tanta lucidez definió Albert Einstein cuando afirmó: «Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo».

Sin estadísticas o datos registrados del incremento de la pobreza alrededor del mundo, se puede explicar la inquina de la clase dominante sobre los demás que son millones y millones de humanos. Todo esto del desprecio y el maltrato a los más débiles se viene arrastrando desde tiempos remotos. En el esclavismo, ya de por sí era una forma encarnizada de explotación que se vino a replicar en estas tierras hace quinientos años y se aplicó hasta que apenas hace dos siglos, se logró la independencia respecto al imperio español. Cabe resaltar que fue Haití, país caribeño, el primero que logró su independencia, diecisiete años antes que México, en enero de 1804, pero sigue sumido en la pobreza.

Con el descubrimiento de América en 1492 y la posterior colonización, en nuestro territorio comenzaron a marcarse tres grupos sociales básicos: los blancos, españoles peninsulares o nacidos en América; los indios, habitantes originarios de América, y los negros, esclavos traídos de África. En ese orden se dio una clara división de clase con la que se rigió el gobierno en «las Indias». Los españoles conquistadores no llegaron a trabajar, vinieron a que los indios y los negros trabajaran para ellos. Posteriormente, la mezcla entre esos grupos dio lugar a las castas, una clasificación de las personas según su linaje o quiénes eran sus progenitores y qué lugar ocupaban en la sociedad medieval de la época. De ese mestizaje surgió la división de castas durante el dominio español en América, una lista de dieciséis combinaciones básicas. Aunque las mezclas posibles son innumerables, las que se registran son: criollos, mestizos, castizos, mulatos, moriscos, chino, saltapatrás, lobo, jíbaro, cambujo, calpamulato, coyote, cuarterón, genízaro, jarocho, tresalvo, zambo, entre muchos otros. Nunca hubo una limitación a la mezcla y hasta esas fronteras entre un grupo y otro eran indescriptibles. «No era un sistema de clasificación sistemático. La verdad no era un sistema tan rígido», explica Federico Navarrete, doctor en Estudios Mesoamericanos de la UNAM.

La distinción se definía principalmente por el color de la piel y en menor medida por la forma de vestir y expresarse (de cómo se hablaba el castellano). Para acrecentar el racismo exacerbado que se vive hasta ahora y más por el lado de los güerillos rancios de la ultraderecha, como ejemplo basta recordar que el excanciller Jorge Castañeda, se refirió al municipio de Putla Villa de Guerrero como un «pueblo horroroso» y «arrabalero». O también el caso del consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, que en una grabación de una llamada telefónica en 2015, después de recibir en audiencia a una representación indígena, se oye que dice: «Había uno, no te voy a mentir, te voy a decir cómo hablaba: “Yo, jefe, gran nación chichimeca, vengo Guanajuato, yo decir aquí ¡oh! diputados, para nosotros yo no permitir sus elecciones”». Expresiones y actitudes verdaderamente racistas, ya ni se diga cómo miran o consideran a la gente humilde que no ha logrado saltar la línea de la pobreza extrema.

La oposición en las cámaras de diputados y senadores acusa al presidente López Obrador de que todos los días en las conferencias mañaneras polariza, injuria y acusa a todos los que cometieron anomalías en el pasado, éstos no dicen que se actué en el acto contra ellos mismos, pero también existen voces externas y justicieras que expresan que no lo diga, sino que proceda de inmediato contra todos los que cometieron y siguen cometiendo actos de corrupción. Sin embargo, fueron previsorios al dejar las leyes a modo; es decir, cuando los hilos del poder se mueven y se actúa, salen los amparos por doquier; no obstante, a pesar de estos contratiempos, se han logrado avances significativos, como congelamiento de cuentas y confiscación de bienes mal habidos. En una conferencia mañanera del Presidente, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto Castillo, informó que se han congelado 12 191 cuentas bancarias relacionadas con diversos delitos, como robo de hidrocarburos y empresas fachadas que emitían facturas falsas. Indicó que las cuentas bloqueadas ascienden a más de cincuenta y dos millones de dólares, y que «la fiesta se acabó». Reafirmó que la normatividad ha cambiado y llamó a las empresas detectadas a que regulen su situación ante las diversas instancias del gobierno federal. El Sistema de Administración Tributaria (SAT) había detectado 977 empresas relacionadas con la defraudación fiscal. Señaló al outsourcing como una práctica ilegal y que las empresas fachada son un golpe directo al empresariado mexicano. Agregó que ya se investiga a empresas que se beneficiaron en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Señaló que, por ejemplo, «una de las principales empresas proveedoras del servicio de salud fue beneficiada de 2012 a 2019 con un total de 7,083 millones de pesos por parte de Gobiernos estatales de Puebla, Oaxaca, Guanajuato, Tamaulipas e Hidalgo». En perjuicio de la gente pobre, se normalizó que las entidades federativas manejaran los recursos otorgados por la Federación con opacidad, de tal forma que esos dineros iban a parar a barriles sin fondo por la corrupción que aún no se ha combatido en los estados.

Por eso, cuando de reclamos se trata, ya se le pueden ir formulando a la actual administración, siempre y cuando se haga un balance del lastre que hayan dejado las últimas tres administraciones, porque una cosa es enderezar entuertos y otra es comenzar desde cero una empresa o un proyecto que no tengan trabas o vicios que impidan avanzar. En otros tiempos la oposición, conformada principalmente por la clase obrera, campesinos, maestros, estudiantes y otros sectores, se veían afectados por las políticas de corte discriminatorio. Desde los años cincuenta se han visto oleadas de gente, principalmente del campo, abandonar su tierra de origen y emigrar a las grandes ciudades del interior del país y a Estados Unidos. Desde entonces se han venido engrosando las filas de desempleados y han aumentado las estadísticas de los más pobres de los pobres.

A pesar de las condiciones en las que se debatían los sectores de la población con menos o nulas oportunidades de sobresalir que participaban en movimientos sociales, éstos no eran factor de estancamiento para el progreso del país; incluso, no lo era ni el movimiento guerrillero incubado en tierras guerrerenses, que fue aniquilado con esa saña y ese odio hacia los pobres, cuando lo único que se reclamaba era igualdad e inclusión de todas clases sociales dentro de un proyecto integral de nación, y que no fuera solo un reducido grupo de privilegiados los que sobresalieran, pasando por encima de los demás. La derecha reaccionaria de ahora reclama privilegios, se opone a que el ingreso público se distribuya de forma diferente al que ya se habían acostumbrado, debido a que les brindaba privilegios desmesurados, mientras millones se morían de hambre y por falta de atención médica (no hay que olvidar la farsa al inaugurar alrededor de trescientos hospitales sin equipamiento ni personal médico y, peor aún, muchos todavía en obra negra).

Hagamos un ejercicio de ucronía: ¿Qué hubiera pasado si en lugar de Obrador, hubiera ganado cualquiera de los dos candidatos de la oligarquía dominante o de la «mafia del poder». Seguramente, con esos lacayos, los que se empoderaron a base de prácticas monopólicas, seguirían conservando intactos sus privilegios, las empresas extranjeras tendrían asegurados sus jugosos ingresos, succionando del erario dinero por los contratos ventajosos que hacían mediante sobornos y cabildeos con los diputados y senadores; obviamente, con el visto bueno y complacencia del Poder Ejecutivo. Todo el aparato del Estado al servicio de una camarilla, mientras el país seguiría yéndose a pique, acrecentándose la dependencia por deuda y enajenando los recursos naturales. Cada vez más lejos de la consolidación de una nación fuerte, iríamos en sentido opuesto, y todos los que hoy se unen para pronunciarse contra el Presidente, se mimetizarían, apegados a la definición aristótelica de zoon politikón (animal político), pero en México como siempre, haciendo política a la mexicana. Aquí entrarían todos esos intelectuales, periodistas, columnistas, académicos, profesionistas, políticos sin credibilidad, los FRENAA y otros sectores de la burocracia, que medraron de los gobiernos en turno y que ahora muestran inconformidad abiertamente, así como los que se encuentran agazapados sin decir o hacer nada, y los más listos, que están incrustados en la administración.

Les molesta, que se les llame por su nombre: corruptos, hipócritas, mezquinos, miserables racistas. Antes les gustaba hacer, pero ahora no quieren que les hagan nada, tienen la piel muy sensible. Ellos siempre se han burlado y discriminado a los jodidos. Pero ahora debe permear la condena y el desprecio hacia todos aquellos que se enriquecieron a costa de dejar en la miseria y el desamparo a millones de mexicanos hombres y mujeres.

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Sentimientos de la Nación: herencia casi olvidada

Humberto Santos Bautista

Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.
José María Morelos y Pavón Sentimientos de la Nación, Artículo 12°. (14 de septiembre de 1813).

Hace poco más de dos siglos, el generalísimo Don José María Morelos y Pavón presentó en el Primer Congreso de Anahuac, los Sentimientos de la Nación, que en esencia, representan el acta fundacional de la República, porque es el primer documento donde se anuncia la total ruptura con la corona española; es decir, se decreta la total independencia y la voluntad de construir una nueva nación.

En veintitrés puntos de ese histórico documento, Morelos plasmó las aspiraciones de un pueblo que luchaba por su libertad.

Doscientos años después, esa herencia libertaria mantiene una vigorosa vigencia porque las causas que le dieron origen todavía no se han trascendido, aunque el contexto sea radicalmente diferente. Todavía no hemos podido constituir un estado de derecho donde todos se subordinen a la ley, a pesar de que se han promulgado cuatro constituciones: la Constitución de Apatzingán de 1812, que no tuvo vigencia porque el país estaba en guerra; la Constitución de 1824, ya como nación independiente pero que no rompe con el orden colonial; la Constitución liberal de 1857, que significa esa ruptura con ese colonialismo conservador, y la Constitución de 1917, como producto de la Revolución Mexicana y que en su momento fue considerada como la más avanzada del mundo, y solo por abajo de la constitución de Rusia, por la inclusión de derechos sociales fundamentales, como el derecho a la educación (Artículo 3o.), a la tierra (Artículo 27) y al trabajo (Artículo 123).

Muchos de los principios expresados en los Sentimientos de la Nación inspiraron los diferentes proyectos de constitución que se han dado en México, pero en el periodo de los gobiernos posrevolucionarios y, sobre todo, en los últimos cuarenta años (el llamado periodo neoliberal), las reformas que se hicieron a la Constitución estuvieron cada vez más distantes de los sueños libertarios e igualitarios a los que aspiraba Morelos. Las políticas instrumentadas por los gobiernos neoliberales terminaron casi por borrar esos preceptos constitucionales en la lógica de incrustarse al costo que fuera al mundo global y a la nueva dictadura del mercado. La política pasó a subordinarse a la economía y los gobiernos a ser simples administradores del mismo proyecto del gran capital.

En esas circunstancias, el Congreso, uno de los poderes de la República, se volvió más servil al poder ejecutivo en turno y terminó legislando conforme a la voluntad presidencial. Por todo eso y a pesar de haber atravesado por tres revoluciones en poco más de dos siglos, el problema que dio origen a esos movimientos sigue vigente; es decir, no hemos podido «moderar la opulencia y la indigencia», y seguimos siendo el país de la desigualdad.

Esta situación se explica, en buena medida, por la ignorancia de la clase política que tenemos, que sigue concibiendo a la política como el espacio natural para practicar «la rapiña y el hurto»; y por eso estamos muy lejos de las prácticas democráticas que se supone debieran de caracterizar a un estado republicano.

Por todo eso, cada 13 de septiembre debiera de servirnos de espacio de reflexión para recuperar esa herencia libertaria, con toda esa riqueza cultural y de pensamiento que nos heredaron tantos hombres y mujeres que construyeron a este país; sobre todo, en estos tiempos donde hay una gran orfandad de ideas, porque si de verdad se aspira a tener un país democrático, debiéramos tener presentes los principios que plasmó Morelos en los Sentimientos de la Nación, porque, ¿cómo se puede hablar de democracia en un país con tanta pobreza y desigualdad? La democracia no solo es un régimen jurídico, sino un sistema de vida donde se equilibren las desigualdades, tal y como se establece en el artículo que reglamenta la educación. Necesitamos revisar profundamente la distancia que media entre la idea de democracia que pregona la clase política y lo que el pueblo entiende por tal cosa, porque como enseña Edgar Morin, el padre del pensamiento complejo, cuando dice: «La democracia necesita tanto conflictos de ideas como de opiniones que le den vitalidad y productividad».

Si esto es así, los ciudadanos tendremos que exigirles un mayor nivel de debate a la clase politica, pero, sobre todo, a los que se autoadscriben en la izquierda; a fin de que sean serios en sus propuestas y dejen de decir banalidades y ofrecer cosas absurdas, que solo los evidencia como lo que realmente terminan siendo: demagogos y corruptos. Si la referencia es a la autodenominada «izquierda», es porque los otros ya se sabe lo que representan: un PRI que no ha podido sacudirse su pasado de corrupción, y una derecha atrasada que se agrupa en el PAN y que ahora busca suplir su falta de ideas buscando alianzas con la derecha española (Vox) más conservadora y fanatica, con espíritu monarquico y fascista.

Pero también, por otro lado, se tiene a un PVEM que se ha encargado de envenenar al medioambiente (son ellos mismos desechos morales del capital); un MC que amplía su poder pero que no se diferencia del neoliberalismo, y un PT que seguirá cargando con estigma del salinismo ligado a sus orígenes.

En lo que se refiere a Morena todavía no ha podido transitar de ser un movimiento a constituirse en un partido real y con vida propia. Por eso, todavía habrá que diferenciar entre Andrés Manuel López Obrador y los dirigentes del partido, sobre todo en Guerrero, para que no desperdicien el capital más valioso que tienen en su dirigente máximo: la honradez y el espíritu incorruptible por una cuestión de principios. Esas prendas son todavía un capital valioso; y eso la dirigencia de Morena tendrá que entender que le sirve más un apoyo crítico al Presidente, que la incondicionalidad ciega, pues solo de esa forma se podrán encontrar alternativas a los grandes problemas emergentes: vilolencia, desigualdad brutal, rezago educativo, migrantes, mujeres, pobreza, entre otros.

Tal vez, solo por eso vale la pena recordarle a la clase política de Guerrero –de todos los partidos– que en el sur nació la Patria y que aquí nació la República, con los Sentimientos de la Nación. Los dirigentes del Morena debieran aprender las lecciones de historia que a veces les da Andrés Manuel López Obrador, cuando se asume, citando a Morelos: como un simple siervo de la Nación. Es decir, la lucha es por el poder, no por los cargos públicos.

Por último, el mes de septiembre es propicio para la reflexión y para que el nuevo gobierno estatal que entrará en funciones el mes próximo resuelva sobre sus lealtades y defina de qué lado va a estar: con el pueblo o con quienes lo han saqueado.

Hacen falta ideas para transformar la República y en el campo de las ideas siempre es mejor optar por la verdad que por la fidelidad. Y, por supuesto, el cambio que se busca para Guerrero, en este nuevo siglo, será un cambio cultural y educativo radical, o no será.

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Las otras bandas: 33 años de rock en la XEZV La voz de la Montaña

Jaime García Leyva

I

Desde fines de 1970, la región de la Montaña de Guerrero fue escenario de transformaciones vertiginosas. La pobreza aumentaba y la migración fue una opción de muchas familias indígenas que bajaron a radicar a Tlapa. Otros se establecieron en Chilpancingo, Acapulco, Zihuatanejo; Cuautla, Morelos; la Ciudad de México, y progresivamente en Sinaloa, Tijuana, San Quintín y otros lugares de la frontera del país y los Estados Unidos. Las autoridades gubernamentales implementaron acciones con paliativos y programas de asistencia para apaciguar el descontento y contener los movimientos sociales emergentes. En esa época los empresarios madereros empezaron a explotar con mayor intensidad los bosques de la Montaña. Las dependencias estatales abrieron carreteras y la migración a las ciudades aumentó. Los maestros bilingües iniciaron la lucha por sus derechos políticos y sociales. En octubre de 1979, los profesores impulsaron una movilización regional y fueron reprimidos el 7 de noviembre de ese año. Al mismo tiempo, el maestro Othón Salazar promovía al Partido Comunista Mexicano (PCM) en municipios como Alcozauca, Tlapa, Xalpatláhuac y otros pueblos. En 1980 este partido postuló a un candidato en Alcozauca y los comunistas ganaron la primera alcaldía de oposición al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México.

Los migrantes que iban a trabajar a Acapulco y la Costa Grande traían noticias, ropa, dinero ahorrado y, gradualmente, llegaban con sus tocadiscos, grabadoras, radios, lámparas y otros aparatos que funcionaban con pilas. Los migrantes retornaban con cassetes y discos de Los cumbieron del sur, La luz roja de San Marcos, Antonio Aguilar, Las Jilguerillas, Bertín y Lalo, Los Caminantes, La Migra y otros grupos. El universo musical de los mayores era la música de banda de viento, las rancheras, corridos y cumbias, entre otros estilos musicales. Algunos migrantes, jóvenes, introdujeron el rock, al igual que los estudiantes que traían discos de rock and roll.

 

 

II

 

La radiodifusora XEZV La voz de la Montaña se creó el 10 de marzo de 1979, durante el gobierno de José López Portillo. Fue un proyecto pionero de radiocomunicación cuyo objetivo era servir como instrumento para castellanizar a la población indígena. Cuatro décadas después, la estación tiene una sólida presencia regional por su labor en favor de la cultura de los pueblos Nahua, Ñuu Savi, Me´phaa y ciudadanía de la Montaña. Transmite desde Tlapa y se sintoniza en el cuadrante 800 de Amplitud Modulada. Sus emisiones tienen cobertura en la Montaña y algunos municipios de Oaxaca y Puebla. Recién inició transmisiones por la red Internet y establece enlaces con Radio Educación, Radio UNAM y otras radiodifusoras indígenas. En sus inicios fue objeto de descalificaciones por mestizos que le adjudicaban términos como: «la radio de los inditos», y no la escuchaban «porque se hablaban dialectos», «no le entendemos», entre otras opiniones. El trabajo y la creatividad de los locutores le ha dado un lugar a la estación en el ámbito regional. El mayor reconocimiento es su labor acompañando las maneras de pensar y sentir de la gente, dando la palabra y el micrófono a la ciudadanía, ofertando música y tendiendo puentes de diálogo.

Actualmente, pese a los bandazos presupuestales, limitaciones administrativas y financieras, sigue ocupando un papel crucial de sensibilización, reflexión colectiva y diálogo con los pueblos y ciudadanos. Ha reorientado sus postulados iniciales para adaptarse a las necesidades actuales en comunicación. Es un espacio para artistas regionales, poetas, ancianos, parteras, médicos tradicionales, dirigentes, hombres y mujeres de la región. En sus archivos se guarda un acervo documental auditivo que puede ayudar a entender la historia contemporánea de la Montaña en voz de sus propios actores.

 

 

III

 

Corría el mes de agosto de 1988. Los vientos de democracia agitaban el país y la insurrección cívica en varias entidades, surgía ante la imposición y fraude electoral del 6 de julio que impuso a Carlos Salinas de Gortari en la presidencia de la República. En Tlapa, un grupo de jóvenes mestizos e indígenas rockeros se reunieron con el entonces director de la estación, Eduardo Valenzuela, y solicitaron la creación de un programa de rock. Al espacio radial se le denominó Las otras bandas porque transmitirían música distinta a la hecha por las bandas de viento regional. Sería la música de bandas de rock. A treinta y tres años de distancia, el programa es un espacio autónomo, realizado por «la banda y para la banda». Difunden actividades de los chavos banda, punks, heavy metaleros, darketos, skaseros y otras formas de asociación juvenil. Se vinculan con el exterior mediante redes de comunicación con bandas, grupos de rock, colectivos, músicos y rockeros en el país y los Estados Unidos. Mantienen un corredor de información musical e ideas mediante discos, revistas, fanzines, periódicos y, ahora, el internet. El programa ha pasado por diversas etapas. Distintos locutores y colaboradores han puesto un sello particular y han resistido promoviendo tocadas, encuentros, exposiciones de rock, realizando fanzines y difundiendo la cultura de rock en un contexto indígena.

En la escena local de Tlapa se han realizado tocadas de rock con bandas y músicos como Sin Dios, de Madrid; Elektroduendes, de Barcelona; Chispas, de Alemania, hasta de corte nacional o de Guerrero, como Qual, Incineraor, Luzbel, Tex Tex, Trapecio, Banda Bostik, Escoria, La otra cara de México, Herejía, Desahogo Personal, Invectiva, Coprofilia, Vómito Nuclear, Cristo, Armanrock, Tupac Amaruc, Bahoban, Morfina, Morticia, Los Rastrillos, Antidoping, el Mastuerzo, Benjamín Anaya, El Rapero de la Montaña, Kukulkán Sonido Antisistema, Joron Blues, Arturo Meza, Charly Montana y otros grupos más. Los locutores abordan con frecuencia temas sobre rock, punk, medios de comunicación, justicia, derechos humanos, luchas indígenas y se articulan con otros colectivos, respaldan iniciativas ciudadanas, indígenas o a organizaciones no gubernamentales en la promoción de los derechos humanos, realizan actividades de promoción cultural y son solidarios con La Otra Campaña. La Voz de la Montaña es también de la banda rockera porque ha permitido fortalecer un movimiento intergeneracional como el rock. En otros lugares de la entidad y la República censuran manifestaciones juveniles. En la radio hay un espacio y respeto por esta diversidad. Las otras bandas, en La Voz de la Montaña, es también el rock y la rebeldía montañera en las ondas hertzianas y el ciberespacio.

 

 

IV

 

La radiodifusora es la única estación indígena, a escala nacional, que transmite un programa de rock. Todos los sábados a las una de la tarde inicia «el viaje con las bandas que hacen el rock sin fronteras». En el país se conocen experiencias de grupos rockeros integrados por jóvenes indígenas en Chiapas, Oaxaca, Estado de México, Sinaloa y otras entidades, pero programas de rock como el de la radio de Tlapa es singular. En la Montaña fue el medio para aglutinar a muchos jóvenes. Los grupos que han venido a tocar a Tlapa han pasado por las cabinas de la estación y en el programa han sido entrevistados.

A treinta y tres años de distancia de creación del programa, las cosas han cambiado. Antes escuchar música de rock era muy criticado y censurado. Hoy es abierto y por medio de la tecnología y los medios de comunicación hay una mayor vinculación entre los jóvenes. A muchos nos tocó apoyar propuestas, organizar tocadas, elaborar fanzines, ver la evolución del disco al cassette, del disco compacto a los mp3 y las nuevas formas de hacer y escuchar la música. Antes no había muchas bandas. Hoy, en la Montaña hay grupos como Amux, en Huamuxtitlán, y en Tlapa, El zótano de roje, Vitruvio, Ekzodo, Resistencia Urbana, Resistencia Total, Cerbero, Los Moppets, Paz y Vida, Bio Rock y otros más. En la actualidad, la escena se ha modificado. De las tocadas por cooperación, ahora gente con solvencia económica realiza negocios. Los jóvenes muestran de manera abierta sus gustos y no se les reprime. Las formas de comunicación se han modificado. De los pósters se ha pasado a los flayers y los medios como el Facebook, WatsApp, YouTube, Instagram, Soundclound y otras plataformas digitales para promocionar la música. Pese a todo, el programa de rock de las otras bandas se mantiene, y quienes continúan en la trinchera y manteniendo vigente el programa, lo hacen con una visión crítica, autónoma, autogestiva, de reflexión de la problemática social regional, brindando el espacio a los grupos y bandas nacionales, respaldando y solidarizándose con proyectos y luchas regionales y nacionales.

La historia de Las otras bandas es también la historia del rock punk desde la Montaña; de las bandas y grupos anarquistas que han visitado la región; de los colectivos que se han creado; de las luchas de los pueblos indígenas, en las marchas y consultas por los derechos indígenas; de la presencia del colectivo en marchas al lado del subcomandante Marcos con La otra campaña, con los de Yo Soy #132, con los profes indígenas en las luchas, con los rockeros. Es también la historia de una radio y la gente que ha logrado crear medios y espacios para que la música siga sonando. Larga vida a Las otras bandas.

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Paro de burócratas. Reacción tardía.

Del 13 al 19 de septiembre de 2021 al

#1065

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