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La basura inunda
Chilpancingo

 

Arturo de Dios Palma

 

 

 

Basura. Problema sin solución. [Foto: Anwar Delgado]

 

 

 

 

 

Caminar por las calles del centro de Chilpancingo puede significar una carrera de obstáculos. Los montones de basura son tan recuentes como los baches: hay por lo menos uno en cada calle. En la esquina de Hidalgo y 5 de Mayo hay basura. En Altamirano hay basura. Afuera del Oxxo de la Cuauhtémoc hay basura. En las escaleras de la alameda también. Afuera de ayuntamiento hay basura. En el corredor peatonal Zapata, sí, también hay.

Esto no sólo pasa en el centro, sino en toda la ciudad.

En Chilpancingo, según diferentes cálculos, se generan entre 300 y 400 toneladas de basura al día. Integrantes de la organización Levantemos Chilpancingo establecen que una persona aporta de uno a uno punto cinco kilogramos de basura cada 24 horas a los montones que están inundando la ciudad. Sin duda, el problema no es la capacidad para reproducirla. El drama es otro: ya no hay lugar donde meter tantos desechos. El basurero municipal ubicado en la colonia La Cinca, al sur de la ciudad, está excedido. En realidad dejó de ser funcional desde hace ocho años. Son ocho años de recibir basura que ya no debe recibir.

Por ahora no hay medida que le ponga fin al problema de la basura. No la hay. El ayuntamiento no tiene la capacidad de recolectar las 400 toneladas de basura que se generan en el municipio y, si la tuviera, serviría de poco: en el basurero no cabe ni un bote más.

El basurero actual comenzó a funcionar en 1992 como relleno sanitario, después de que cerró el anterior que estaba en la zona norte de la ciudad, cerca de lo que ahora es el hospital general Raymundo Abarca Alarcón, en Tierras Prietas. Cuatro años después, en 1996, se convirtió en un basurero a cielo abierto. Y en 2008 comenzaron los problemas, comenzó la saturación. En los 24 años de uso, las once hectáreas se atiborraron a lo ancho y a lo largo, pero, también, hacia arriba. Las torres de basura ya comienzan a tocar los cables de luz de alta tensión que por allí cruzan. Sin embargo, su clausura se ha prolongado año con año, administración con administración, multa tras multa.

Para sustituir el basurero de La Cinca, el gobierno del priista Marco Leyva Mena está planteando uno intermunicipal, el cual se construiría en la comunidad de Metlalapa, en Tixtla. La idea por ahora se ve imposible.

 

 

 

 

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La basura está brotando en las calles por tres razones. Una: porque el ayuntamiento cuenta sólo con catorce camiones recolectores para más de 600 colonias. Dos: porque el basurero ya no hay espacio y tres: los vecinos de la colonia La Cinca restringieron el acceso a los carros de basura para presionar su cierre.

Eran las 7:00 de la mañana del 13 de agosto cuando un centenar de vecinos de La Cinca se cruzaron en el acceso del basurero. Desde ese momento determinaron que las camionetas recolectoras de basura privadas no podrían pasar a tirar los desechos.

Esa mañana, Mario Gama Rodríguez, el presidente de la colonia, declaró a los reporteros que el basurero ya no cumple con los requisitos para mantenerse abierto. Agregó que desde hace más de una década su capacidad quedó rebasada. Dijo, también, que ya no aguantan la contaminación que genera el tiradero.

Alrededor del basurero estás las colonias La Cinca, Valle Esmeralda, Ahuacatitlán, Viudas de Huauhtla, Villas Vicente Guerrero, Tepozquiapan, Villas Magisteriales y Tlaxinca. Muy cerca también están tiendas departamentales como Liverpool, además de diversos locales, restaurantes y el cine que conforma el complejo llamado Galerías Chilpancingo.

En los alrededores del basurero es olor es penetrante; incluso, Gama Rodríguez ha denunciado que vivir tan cerca de los desechos ha provocado enfermedades de la piel, respiratorias y estomacales. 

La saturación del basurero impide el manejo adecuado de los desechos sólidos. No hay personal suficiente, y se recicla en un porcentaje mínimo. El mal manejo de estos deshechos genera dos problemas, invisibles tal vez, pero que podrían ser irreversibles. Uno: la filtración de los lixiviados (los líquidos que generan los desechos) en el subsuelo, y dos: estos mismos líquidos que se generan por la descomposición de la basura orgánica que al estar enterrada y apilada se produce el gas metano por la falta oxigeno. La filtración del subsuelo lleva a la contaminación de los mantos acuíferos, y la generación de gas metano representa un alto riesgo de una exposición. Un incendio en un basurero de 11 hectáreas puede ser fatal.

Pero en la calle, la basura está provocando problemas visibles. Los puntos de concentración de los desechos son cada vez más y, por ahora, difícil de ocultarlos.

La Dirección de Servicios Municipales recoge por las mañanas toda la basura que se genera durante todo el día anterior. Pero sólo en centro. Benito Juárez Castañeda, encargado de las brigadas de limpieza del ayuntamiento, explica que para recorrer las 600 colonias sólo tiene 14 carros disponibles, entre camionetas de redilas, estaquitas y camiones.

Ante la falta de camiones, la indicación que tienen es considerar prioridad la recolección de la basura en el centro. Pero en el centro siempre hay basura. La explicación es simple: como no hay recolección en las colonias, la gente viene a dejar su basura en el pleno centro.

Junto con estos 14 camiones, son 150 los trabajadores que hacen la labor de recolectar la basura. Para dar un servicio completo, dice Juárez Castañeda, se necesitan 35 camiones recolectores, es decir, 21 más de los que hoy dan el servicio.

Pero de poco servían en este momento los 35 camiones para la recolección de basura si no hay lugar donde tirarla.

Juárez Castañeda explica que en promedio cada camión tarda hasta ocho horas haciendo filas para poder tirar la basura en el vertedero. Con ese promedio cada camión sólo puede hacer un recorrido al día.

Con esos tiempos, dice el encargado de la limpieza, sólo puede levantar unas 100 toneladas de basura que significan entre 25 y 30 por ciento de lo que se genera al día en el municipio. El resto se queda en las calles. 

 

 

 

 

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Hasta hace poco se vislumbraba una salida: el relleno sanitario intermunicipal. Pero la política la echó a perder. De acuerdo al presidente de la organización Levantemos Chilpancingo, Francisco Osorio, quien fue integrante del gabinete del gobierno anterior, el de Mario Moreno Arcos, el proyecto de basurero intermunicipal estaba casi listo para ponerse en marcha. Dice que Moreno Arcos lo dejó al 95 por ciento.

Pero por ahora todo es incertidumbre.

El relleno sanitario está planeado y casi concluido en la comunidad de Metlalapa, en Tixtla. Está pensado para que allí tiren sus desechos los municipios de Tixtla, Zumpango y Chilpancingo. Sin embargo, estas nuevas administraciones hicieron valoraciones que cambiaron en rumbo del proyecto. Los alcaldes de Tixtla y Zumpango, Hossein Nabor Guillén y Pablo Higuera, han dicho que el problema de la basura, en realidad es de Chilpancingo, no de sus municipios.

Y han soltado números. En Tixtla, dice el alcalde, se generan 30 toneladas de basura al día, mientras en Zumpango, una cifra similar. Sumando la basura de ambos municipio, apenas llegan al 20 por ciento de lo que se genera en la capital.

El alcalde de Tixtla ha sido el más tajante. Ha dicho que para su municipio no es rentable, pues ellos pondrían el terrero y Chilpancingo la basura.

Otro punto que se ha revalorado en la esta opción de basurero es el asunto ambiental. Nabor Guillén dice que no se cuenta con los estudios ambientales para justificar su construcción. Leyva Mena asegura que sí los tiene.

El priista afirma que el perredista está politizando la construcción del nuevo vertedero.

 

 

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