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«Salda» Estado mexicano
«deudas históricas con
afrodescendientes»

 

Eduardo Añorve

 

 

Develación. Mofa. [Foto: Redes sociales]

 

 

 

Podría parecer un gazapo, un error, un equívoco, una inexactitud, una falla semántica, un descuido, pero parece que no, que lo dicen y se lo toman en serio: «Por todo esto, Cuajinicuilapa se declara en el año 2017 sitio de memoria, contribuyendo así a saldar las deudas históricas con las poblaciones afrodescendientes de México y a construir sociedades orgullosas de su pasado y de su presente».

Es cita textual (valga el énfasis, la redundancia). Eso dice la catedrática, académica, funcionaria del INAH y representante de México ante la UNESCO-ONU María Elisa Velázquez en el video Cuajuinicuilapa (sic), Guerrero. Sitio de Memoria de la Esclavitud. Africanos y afrodescendientes, el cual está auspiciado por honorables instituciones como la Secretaría de Cultura, el INAH, la UNESCO (a través de su programa La ruta del esclavo), la Coordinación Nacional de Antropología (a través del Programa Nacional de Investigación Afrodescendientes y Diversidad Cultural). El texto de la narración del video es de María Elisa Velázquez –así como parte de la locución–, en tanto que el propio video es de Miguel Ángel Domínguez.

Este video se produjo precisamente a colación de la ceremonia de declaración de la UNESCO y el INAH a Cuajinicuilapa como «sitio de memoria de la esclavitud», acto para el cual se develó públicamente una placa en la que se hace constar lo tal en la placita central de esta población, a cargo de la mencionada funcionaria, del presidente municipal, Constantino García Cisneros, del secretario de Cultura y del subsecretario de Asuntos y Comunidades Afromexicanas y de otras personas presuntamente ilustres, tanto locales como foráneas. «Memoria de la esclavitud». Es decir, ¿para que no olviden que descienden de esclavos?

El viernes 24 de marzo por la tarde, un centenar de funcionarios públicos, empleados del Ayuntamiento de Cuajinicuilapa, estudiantes de preparatoria acarreados, algunas autoridades locales y uno que otro ciudadano criollo estuvieron en el zócalo para escuchar al presidente García Cisneros (como merolico de feria o conductor de fiesta de quince años) ensartar unas verdades y otras mentiras, hartos desatinos, etc., en tanto se develaba la placa conmemorativa.

Dio la bienvenida el presidente a los asistentes de fama o con cargos en gobiernos o ilustres, según su concepto.

Por ejemplo, micrófono en mano, el presidente de Cuajinicuilapa y Maestro en Ciencias saludó a los asistentes, aunque de vez en cuando decía una cosa por otra, como cuando se refirió a “Benigno Gallardo de la Rosa, subsecretario de Asuntos Indígenas (¿?)… pero sobre todo de Asuntos Afromexicanos».

Y ya encarrerado, el presidente aprovechó para unas palabras domingueras, las cuales pretenden hacer creer al respetable público que sí sabe de lo que no sabe, con todo y su maestría en ciencias ocultas: «Ésta es la parte de la conquista, que ya en la Constitución general del estado de Guerrero ya tenemos; hace falta todavía el asunto de las leyes reglamentarias para determinar ya las políticas públicas y las acciones que el gobierno del estado habrá de destinar específicamente para poder atender a la comunidad afromexicana, pero, la verdad es que la presencia de Benigno, a quien también consideramos un aliado, un amigo y un hermano de este movimiento. Nos da muchísimo gusto que hoy estés con nosotros, Benigno».

Y dale con que basta que se aparezca en la constitución para que se resuelvan como por arte de magia las problemáticas, en este caso, la de «la comunidad afromexicana», si ni siquiera como presidente municipal puede resolver problemas tan sencillos como el abasto de agua potable o la recolección de la basura o el alumbrado público de las calles del centro de la cabecera municipal. En fin, pedos de boca, pues, y apestosos.

Demagogo y mentiroso, el presidente García Cisneros, pues ahora saluda y nombra a Silbestre Tiburcio Bucho Noyola Rodríguez, y se dice su amigo, casi casi su gemelo, pero a quien cuando pudo nunca apoyó: «A mi amigo Bucho, orgullo nacional, premio nacional de cultura (¿?) en aquel abril de 2000, ¿verdad, Bucho? Bucho me trae mucha suerte. Cuando le dieron ese cargo, ese reconocimiento, era yo presidente municipal por primera vez. Y hoy algo bueno viene, Bucho, por segunda vez estamos juntos, hermano, así que, felicidades y un fuerte aplauso a Bucho. Muchas gracias, muchas gracias a ustedes».

Y sigue hablando de que van a develar «la placa alusiva a este evento», cuyo nombre solemne no sabe o no recuerda. Pero no se calla, tiene el micrófono en mano, y sigue diciendo inexactitudes, mentiras, tonteras (se dirige el embajador de Sudáfrica, Sandile Nogxina, a quien le dio la bienvenida en inglés y como buen negro ganagracia: «My friend, my brother. Welcome in to Cuaji. Gracias hermano, estás aquí, entre tu gente. Hace rato te vio mi síndica y dice: “Ahí viene mi sobrino que hace mucho no veía porque se fue a Estados Unidos”. ¿Sí o no, mi síndica? Y es que la sangre llama, hermano, la sangre llama tan sólo con vernos, con sentirnos… esta manera inmediata en cómo nos identificamos…»): «Quisiera pedirle, que de manera muy especial acecte (sic)… a nuestro embajador… un ejemplar de nuestro libro Cuisla (sic). Es el primer libro que escribió Gonzalo Aguirre Beltrán; es el Esbozo etnográfico de la historia de un pueblo negro, y es un libro que nosotros conocemos con (inaudible). Ahí está la historia de tu gente, de tus hermanos y hasta de tu familia. Muchas gracias. Este es un ejemplar que la doctora María Elisa (risas) mandó a editar».

Bueno, esperar que un presidente Maestro en Ciencias por la UAGro recuerde el nombre de un libro que ni seguro ha leído es mucha esperanza… Él anda como niño con juguete nuevo, y como maestro de ceremonias de unos quince años: «Con mucho cariño y esperando… Con el cariño y el aprecio de siempre… Un aplauso para nuestros amigos que nos visitan desde…». En fin, ¿qué se puede esperar de alguien que se ostenta como Maestro en Ciencias por la UAGro sin tener el papel que lo avale? Y le regala libros de Cuisla a los asistentes ilustres, de la primera fila; a los de atrás, ¿para qué? Tampoco a quienes salen fuera de foco o están cercanos a los ilustres. La queridísima síndica, Chefa Villarreal, tampoco recibe su libro, esa negra afromexicana legítima; ¿no ha de ser por su condición racial, digamos?, ¿o sí? Tal vez será por ser analfabeta. Tal vez será por que es de la casa y se aguanta.

Después del develamiento de la placa recordatoria de que descendemos de esclavos –para que no se nos olvide–, María Elisa Velázquez hace una breve lectura de lo allí anotado y avisa que también se inscribió el texto en amuzgo (porque seguramente también querrán leerlo en ese idioma, imagino). Al final todos la aplauden, se abrazan y toman fotos. Están alegres. El texto de la placa habla de las condiciones de Cuajinicuilapa que lo hicieron «elegible» para ser sitio de memoria.

De la esclavitud, claro. ¡Que no se olvide! Vienen de esclavos… Es inevitable pensar en un viejo y profundo verso: Puta, tú; puta, tu nana;/ puta, tu abuela, y tu tía./ ¿Cómo no has de ser tan puta?/ ¡Vienes de la putería!

En el video conmemorativo y explicativo de la condición de esclavonía de nuestros antepasados –pasado que es presente, que es destino–… María Elisa narra (entre imágenes de nuestro «ineludible» y unívoco pasado): «A la Costa Chica arribaron miles de personas africanas a lo largo del periodo virreinal, provenientes de diferentes regiones de África occidental, central y oriental». Hasta parece chiste y chistoso: arribaron, es decir llegaron por su propio pie y voluntad. Arribaron, que no se les olvide. No hubo secuestro, violencia, violación, ignominia, no llegaron por ser esclavizados, por ser mercancías, por ser mano de obra del colonialismo, sino que arribaron. ¡Qué ignominia, doña Elisa María!

E insiste, ella, con su texto, ahora con la voz de un hombre, en el mismo video recordatoria de que somos esclavos: «La mayoría de las personas de origen africano de esta región arribó para trabajar en la ganadería, en la agricultura y otras actividades, como la pesca, la arriería y el comercio. Con el tiempo, muchas de las personas obtuvieron su libertad y se convirtieron en capataces, arrieros, pescadores, vaqueros, jornaleros, trabajadoras del hogar o milicianos. Junto con los esclavizados que huían de otras regiones –conocidos como cimarrones– poblaron la franja costera de lo que se denominaba la Costa del Mar del Sur. Esta región fue receptora de miles de personas de origen africano y abasteció con varios productos a mercados como la ciudad de México, Veracruz y Puebla». ¿Así más sucio e impreciso e inexacto esta narración-justificación de nuestra caótica historia –la que ellos escriben y narran y nos hacen creer–? Arribaron en busca de empleo, claro, y lo consiguieron, se convirtieron en tales y cuales, en productores que abastecieron tales mercados. ¿Así o más edulcorado? ¡Que tendenciosos!

 

 

 

Y si ustedes tienen memoria, bueno

 

Y siguen sus explicaciones cuchas, tergiversadas, manipuladas, racistas, discriminatorias: «A partir de la Independencia, el aislamiento de esta región de la costa con otras zonas se acrecentó, lo cual explica que en ellas puedan apreciarse rasgos físicos y expresiones culturales de herencia africana, siempre en constante transformación, de construcción e intercambio con poblaciones indígenas, sobre todo mixtecas, amuzgas, zapotecas y nahuas. Varias expresiones culturales cotidianas de la Costa Chica recuerdan la significativa participación ciudadana en la región, en particular, en Cuajinicuilapa: la familia extensa, la gastronomía, ciertas expresiones del lenguaje, la medicina tradicional y otros saberes, la música y la danza, en particular el son o fandango de artesa y la danza de los diablos, son prácticas cuyo origen africano han (sic) sido identificados por historiadores, antropólogos, cronistas, estudiosos y conocedores». ¡Tienen cultura y parecen negros porque vivieron aislados! De risa. ¿Por qué después de la Independencia se aisló esta zona? ¿Cerraron sus fronteras? ¿De qué diablos hablan? Bueno, para lo que importa…

Pero los «datos» actuales, los duros, también son manipulados (Dice la voz de María Elisa): «De acuerdo con la encuesta intercensal llevada a cabo en marzo de 2015 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, gran parte de los habitantes de Cuajinicuilapa se han reconocido como negros, afrodescendientes o afromexicanos, y la encuesta muestra que Cuajinicuilapa ocupa el tercer lugar de Guerrero con mayor población afrodescendiente, después de Acapulco y Chilpancingo». Digo, si la encuesta la realizaron entre unos cuantos (el municipio tiene más de 25 mil personas), ¿de dónde saca(n) que la mayoría se reconoce como tales? Porque no aporta realmente los números, los sugiere.

Al final, estos propios negros ni siquiera saben que no saben: «A pesar de su importancia en la formación de México, gran parte de la sociedad y de las propias comunidades afromexicanas desconocen que en sus raíces históricas estuvieron presentes las culturas africanas y que en varios periodos y regiones la población de origen africano fue la segunda más importante en términos demográficos, después de los indígenas…

»En el siglo XIX los afrodescendientes siguieron participando en la vida económica y cultural de México y algunos fueron líderes importantes en el movimiento de Independencia y en la Revolución Mexicana». ¿Así o más tendenciosos, oscuros, confusos, manipuladores? Claro, de todos modos no entendemos, de todos modos ni siquiera sabemos que no sabemos. ¡Cuánto desprecio! Y a nombre del Estado mexicano, claro.

Ya lo dice María Elisa, funcionaria del INAH y representante de México ante la UNESCO, y catedrática y académica: «Por todo esto, Cuajinicuilapa se declara en el año 2017 sitio de memoria, contribuyendo así a saldar las deudas históricas con las poblaciones afrodescendientes de México y a construir sociedades orgullosas de su pasado y de su presente». Sitio de memoria de la esclavitud, claro, ¿qué más querían? Y el presidente y su gente se ríen, festejan, están orgullosos. El primer presidente municipal afronegro del país. Digo, pa’ estar a tono con el discurso de los descendientes de los amos blancos europeos...

 

 

 

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