La corriente Nueva Izquierda, que llevó a José Luis Abarca a la presidencia municipal de Iguala, avaló, junto con el defenestrado Ángel Aguirre, que el universitario Rogelio Ortega fuera designado por el Congreso local gobernador interino.
El dirigente estatal de esta corriente perredista, el diputado federal Sebastián de la Rosa Peláez, ofreció una conferencia de prensa dos días después de los hechos violentos de Iguala, el 28 de septiembre, para respaldar a Abarca, pese a su evidente responsabilidad, por omisión, en la muerte de seis personas y la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa.
El nombramiento del ex secretario general de la UAG se fraguó el sábado 25 en Acapulco. El viernes 24, desde la ciudad de México, Aguirre, quien un día antes había enviado una solicitud de licencia al Congreso, anunció que ese día viajaría a Acapulco para estar pendiente del trámite legislativo para el nombramiento del gobernador interino.
La propuesta de los dirigentes nacionales de NI, Jesús Zambrano y Jesús Ortega, de impulsar a Beatriz Mojica Morga como sucesora de Aguirre se debilitaba.
El senador Armado Ríos Piter y el dirigente de Nuevo Guerrero, David Jiménez Rumbo, estaban en contra de que Mojica fuera la gobernadora interina, bajo el argumento de que no podría manejar la crisis política que vive en Guerrero derivado de los hechos de Iguala.
Izquierda Democrática Nacional, que encabeza René Bejarano, se unió en contra de la propuesta de Mojica.
Foro Nuevo Sol, IDN y los grupos aquí en Guerrero de Jiménez Rumbo y Ríos Piter barajaban los nombres del ex rector de la UAG Florentino Cruz Ramírez e incluso el de Eloy Cisneros Guillén, a quien a la postre sacaron de la lista.
Por el lado del PAN y grupos civiles, proponían al ex embajador de México en Colombia y ex alcalde de Chilpancingo, Florencio Salazar, quien incluso se auto-promovió en las redes sociales.
Y por el lado de un grupo de legisladores priístas que encabeza en el Congreso local, Omar Jalil, identificados con el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, impulsaban al rector de la UAG, Javier Saldaña Almazán.
Sin embargo, por su cercanía con Figueroa y el diputado federal Manuel Añorve Baños, el rector Saldaña recibió el rechazo de la mayoría de diputados de la bancada del PRI. Y por supuesto, recibió el veto de Aguirre Rivero, quien tiene una fuerte pugna con el figueroísmo.
Desde el sábado 25 por la mañana quedó descartada la propuesta de Mojica, quien desde días antes de que Aguirre solicitara licencia, se auto-promovía en las redes sociales y en entrevistas en los medios impresos y electrónicos a escala nacional y estatal.
Luego de que le dijeron que no iba en la propuesta, Mojica escribió en su cuenta de Twitter: “me excluyó la Federación porque consideraron que no podría enfrentar la crisis”.
Después, tacharía a sus compañeros de partido David Jiménez Rumbo y Armando Ríos de “misóginos ” , y con recursos públicos ofreció una conferencia de prensa en la ciudad de México para dar a conocer su posición.
El sábado 25 en la noche, ya se sabía que Rogelio Ortega sería el gobernador interino. La Secretaría de Gobernación y la dirigencia nacional del PRI, también operaron el nombramiento de Ortega.
Por eso durante la sesión del domingo 26 los diputados locales priístas votaron a favor de esta propuesta.
Así, Ortega cumplirá los 12 últimos meses de gobierno en sustitución de Ángel Aguirre. Aguirre y Ortega tienen amistad desde que el primero fungió como gobernador interino tras la renuncia de Rubén Figueroa Alcocer, hace 18 años.
Por eso no fue casual que durante su discurso ante los diputados, Ortega se refirió a Aguirre como “gobernador” y dijo que antes de tomar posesión, había hablado con él para recibir algunas recomendaciones.
En 1997, recién llegado de España, donde concluyó estudios académicos en la Universidad Complutense, Ortega presentó el libro Un nuevo Horizonte para Guerrero. En el texto, Ortega escribió los logros del gobierno del entonces gobernador Aguirre.
El pasado de Ortega
La maestra de preparatoria Roberta Campos revive un pasaje de la vida política radical del gobernador interino, Rogelio Ortega Martínez. “Él como dirigente de la Unión Estudiantil Universitaria, participaba en la quema de camiones en Acapulco para exigir al gobierno solución a muchas demandas, entre ellas, la presentación con vida de compañeros universitarios”, ilustra.
Campos, con una trayectoria de cuando menos tres décadas en la Universidad, apoyó a Ortega en sus tres intentos por llegar a la Rectoría, al facilitarle un departamento para instalar la casa de campaña.
En entrevista con Trinchera, pide a Ortega que no olvide que él como estudiante tuvo acciones radicales como las que el miércoles 29 llevó a cabo la Coordinadora, cuando derribó la puerta de la residencia oficial de Casa Guerrero e incendió una camioneta oficial para exigir la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Es del dominio del ámbito universitario que Ortega estuvo vinculado con el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que dirigía el ex guerrillero Carmelo Cortés en la década de los setenta, constituidas tras la salida de sus fundadores del Partido de los Pobres(PDLP) que encabezaba Lucio Cabañas Barrientos.
Ortega Martínez, a su paso por la preparatoria 14 de Taxco, junto con José Luis Hernández Rivera, director de la Normal Rural de Ayotzinapa, fundaron el periódico Aurora, por lo que sus opositores apodaron Los Auroros.
En la década de los setenta, cuando estaba en la clandestinidad, estuvo desaparecido por el gobierno de Rubén Figueroa Figueroa. Pero su madre, que era maestra de primaria, logró que Figueroa ordenara su liberación.
Roberta Campos menciona que casi al finalizar la década de los setenta, Ortega dirigió la Unión Estudiantil Universitaria y forma su propio grupo político con Armando Chavarría y Florentino Cruz Ramírez, a quienes formó ideológicamente.
“Eran tiempos de represión, había desapariciones de compañeros, retiro del subsidio en la UAG, y Ortega participaba activamente en las protestas en las calles”, señala.
Campos cita que dentro de la comunidad universitaria había dos grupos, uno, el de los radicales, de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, en el que estaba Ortega, y el otro, los que militaban en el Partido Comunista (PC), aunque después se llamó Partido Socialista Unificado de México. “Yo pertenecía al partido, y me acuerdo que el grupo de los cívicos, nos decían Los pescados”, recuerda.
Revive que en los años ochenta, cuando iniciaba el gobierno de Alejandro Cervantes Delgado, varios compañeros de Ortega, entre ellos, Darbi Batallar, Eliana García, actual funcionaria de la PGR; Ramón Albavera y Rosa María Saavedra, que dirigían el Consejo General de Colonias Populares de Acapulco, cayeron a la cárcel. El gobierno los acusó de terrorismo luego de intentar asaltar una sucursal bancaria en Acapulco.
Roberta Campos asegura que Ortega es una persona honesta, pero que difícilmente podrá resolver el caso de Ayotzinapa, porque llegó al cargo “amarrado” por las tribus del PRD y el ex gobernador Ángel Aguirre, con quien tiene una vieja amistad.
Define: “Ortega es un tipo que a veces se arruga a la mera hora”.
Dice que cuando compitió para rector de la UAG por primera vez y que sus mismos cuadros políticos, Armando Chavarría y Florentino Cruz Ramírez, en vez de apoyarlo a él, respaldaron a Nelson Valle, no quiso encabezar las protestas por el fraude que hubo en la elección.
“Nos dejó tirados y reapareció tres meses después como si nada”, señaló.
“La verdad yo estoy decepcionada de Ortega. Creo que los grupos que lo apoyaron para que sea gobernador, lo están utilizando. Ojalá y me equivoque”, señala.
Juzga que el primer error de Ortega al asumir el cargo, es no haber acudido a la escuela Normal de Ayotzinapa para hablar con los normalistas y los familiares de los jóvenes desaparecidos. “Prefiere ir a Los Pinos para platicar con el presidente Enrique Peña Nieto; eso no debió haberlo hecho”, recrimina Campos.
La académica universitaria dice que la comunidad estudiantil de Ayotzinapa le tiene un enorme aprecio a Ortega ya que éste siempre los ha apoyado en sus luchas. Recordó que en el 2011, cuando los normalistas se manifestaban para exigir castigo a los responsables del asesinato de sus compañeros Jorge Alexis Herrera y Gabriel Echeverría de Jesús, perpetrado por policías estatales y federales durante el desalojo en la autopista del Sol, Ortega les regaló una camioneta. “Ortega tenía un remanente de la campaña a rector de la UAG y decidió comprar el vehículo para dárselo a los normalistas”.
“Pero ahora, sinceramente no sé cuál vaya a ser la reacción de los normalistas si Ortega actúa con acciones de represión. Ojalá y no sea así”, dice.