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opinión

 

 

 

 

TINO GACÍA CISNEROS:

DE FRAUDE EN FRAUDE

Eduardo Añorve

 

 

 

Tino García Cisneros. Lucro. [Foto tomada del Facebook]

 

 

 

 

 

Por venganza de El Negro René Juárez Cisneros; así llegó Constantino García Cisneros a ser presidente municipal de Cuajinicuilapa. Un chamaquillo venido a Cuaji de los bajos de Huehuetán, criado aquí con los buenos principios y la excelsa educación del malévolo Andrés Cruz Castro, y su familia. Llegó a la presidencia a través de un fraude, operado por un maestro de mala fama y peor recuerdo, en el que se involucró también el coordinador de la campaña contrincante, Bulmaro García Zavaleta, siendo derrotado así el perredista Martín Añorve González, que traía un chingo de gente, dicen, y puede constatarse en las fotografías de una marcha que realizaron en días previos a la elección.

El gobernador René Juárez estaba resentido con unos perredistas resentidos de Cuaji. Después de un turbulento proceso electoral (Félix Salgado Macedonio y miles de simpatizantes suyos marcharon a la ciudad de México para protestar contra el fraude que llevó a El Negro a la gubernatura del estado de Guerrero), Juárez Cisneros pretendía congraciarse con sus paisanos de color –aunque no de estatus– y le manifestó al presidente municipal, Andrés Manzano Añorve, su decisión de ordenar cuantiosas inversiones del gobierno del estado en el municipio, lo que éste aceptó gustoso, necesitado de que el primer gobierno perredista de la Costa Chica fuera exitoso. Y aunque se hablara con los perredistas sobre la conveniencia de la inversión de los dineros estatales en el municipio y de aceptar la presencia del gobernador, en el acto público de reconciliación varios de los recalcitrantes desdijeron su palabra y aventaron huevos y pollitos contra el gobernador y contra “el indio” de Manzano.

Los huevearon, pues, pero Andrés Manzano lo tomó como un acto de criollos pendejos e inmaduros, en tanto que el gobernador lo tomó como una ofensa madre que habría que cobrarse al más alto precio, pues habían mellado su investidura y burládose de él mismo. Y lo hizo, impuso a su no sobrino como presidente; esa operación fraudulenta la comandó el comandante en jefe de las fuerzas corruptas del PRI en el municipio, un tal Andrés Cruz Castro, de mala fama y peor actuar. Distrajeron con comida y chelas al representante de casilla, de la sección 1005, y en una hora le ensartaron los votos suficientes para ganar allí la elección, con apenas un centenar de votos de diferencia. Claro que el títere Tino García pagó con dineros públicos ese triunfo, pues su padre putativo, Andrés, sometió a exacción al erario, hasta que Tino también cobró conciencia de lo bonito que es gastarse el dinero ajeno, y le dio una patada en culo a su hacedor. Ya instalado como jefe y no títere en el gobierno, de ahí salió un rancho, y otras propiedades como casas, y aunque no robó bien ni en suficiencia, sí quedó enmañado a ese buen gastar.

Se inició, pues, el jovenzuelo García Cisneros en el hurto, el engaño, la traición y otras lindas artes no autorizadas por las buenas conciencias a partir de un fraude. Su vida se iría, en consecuencia, llenando de fraudes. En la familia Cruz Castro todavía se acuerdan, y a algunos les duele todavía al recordar que los mandó a la chingada; ese negro episodio se conoce en la historia de la familia Cruz como “La Traición del Negro”. Y no sólo ellos lo malrecuerdan, sino otros más, porque Tino en su afán de poder no le importaba atropellar hasta a quienes eran de su equipo... hasta que los chingaba.

Así lo ha de recordar Rosa Elia Arellanes Juandiego, a quien Costantino despojó de una primera regiduría para colocar en su lugar, en la lista, a su hermana Chío (mujer que también tuvo un proceder delictuoso siendo “representante popular”). Así lo recuerdan también los ciudadanos de Cerro del Indio que, ingenuamente, le depositaron 60 o 70 mil pesos a su cuenta personal como parte del pago de una obra de electrificación en la que el ayuntamiento aportaría la mayor cantidad, y no lo hizo, y tampoco Tino devolvió lo que le dieron y que se gastó sin haberlo trabajado. También así ha de recordarlo Hilario León Robles, su amigo y compañero y compadre fiel, en las buenas, en las malas y en las indecibles (casi casi su amigo, su esposo y su amante)... hasta que se cansó de ser humillado, utilizado, pendejeado y decidió pasarse al bando contrario, al del PRD, al lado de Alejandro Marín Mendoza, quien será contrincante de Tino García por segunda ocasión, según parece, en la contienda por la municipal del próximo 7 de junio.

Aunque no todos los fraudes en torno a la vida de García Cisneros le han sido favorables, pues han urdido algunos en su contra, que le han arrebatado lo que supuso que le pertenecía, como en el caso de la elección pasada: A las 7:30 de la noche, el día de la elección, aparecía como el seguro ganador de la presidencia municipal; en segundo lugar estaba Marín Mendoza, y en tercero el trácala de Yrineo Loya Flores. Para despojar a Tino del triunfo, la gente del PRD se llevó unas urnas entre las patas (entre este grupo se encontraba un examigo y protector suyo, el presidente panista interino Salvador Cruz Castro), alterando radicalmente los resultados y haciendo posible que el neo panista Loya Flores quedara presidente municipal. Curiosamente, en sentido contrario, el otro “amigo de los pobres”, Neo, ha obtenido triunfos de la mano de la buena suerte, sin muchos méritos ni tantos esfuerzos como sus contrincantes.

El caso es que un fraude fraguado en su contra decidió el destino político de García Cisneros hace tres años. Pero como el hambre no se le acaba –según lo critican algunos que no aprecian su estatura de estadista y su calidad de gran persona–, ahora vuelve a competir por la presidencia municipal, bajo la sombra de quien ahora presume como su tío, René Juárez: en un par de ocasiones éste lo ha acompañado a regalar maíz “mejorado”, bombas para fumigar y líquidos agro químicos, entras dádivas. Digresión: Cuando Tino regala cubetas y pelotas de a tres pesos no invita a René, o René no lo acompaña. ¿Por qué será? En fin. Que García Cisneros no trae dinero pero sí la tutoría de “su tío”... y nada más ni nada menos que el apoyo del aparato de gobierno federal, lo que le ha permitido tener información confidencial y seguir cometiendo fraudes en su “precampaña” o campaña anticipada.

En Barajillas, por ejemplo, su equipo invitó y acarreó a cientos de ciudadanos de allí mismo, de Comaltepec, El Cuije, Cerro de las Tablas, El Terrero, El Quizá, El Pitahayo, Cerro del Indio, entre otros pueblos, para anotarse en los listados de la Sedesol (que dirige Chayito Robles) para ser beneficiarios algún día del programa contra el hambre, con número de credencial de elector, dirección, etc., datos necesarios para operar políticamente, de modo fraudulento, en una contienda como la que se viene. Cuando el INE realizó sus últimos trámites, en Cuajinicuilapa, la gente de Tino también estuvo activa en ellos, interviniendo incluso o entrometiéndose. En este sentido, este equipo está siendo parte del gran fraude que se prepara desde el gobierno federal para recuperar las administraciones municipales, algunas estatales, algunos congresos locales y, la perla de esta corona, el Congreso de la Unión: se trata de ganar a costa de lo que sea, pues.

Eso le da seguridad, pero también ha exacerbado su soberbia. El último botón de muestra de ese actuar es haber ganado en la contienda interna: se presentó como el gran triunfador, incluso como avasallador frente a David Morales Sandoval, y lo orilló a abandonar el partido. Lo expulsó. Este hecho deberían verlo con alarma sus seguidores que lo consideran un político experimentado, porque Tino está restando votos, como si en cierto momento pudiera decirse que los votos sobran, y darse el lujo de desdeñarlos. Es muy probable que para proteger las posiciones de sus incondicionales haya preferido la expulsión de Morales Sandoval, así no tendrá que ofrecerle alguna de las candidaturas o cargos en la administración, en caso de ganar. Pero en Tino García el fraude es signo propio: para “ganarle” a David Morales recurrió a una serie de triquiñuelas que confirman su naturaleza (que es la naturaleza del PRI), desde su unción a través de un consejo electoral municipal amañado a su favor (muchos de los consejeros pertenecen a su equipo de campaña), hasta el uso de la mentira, el engaño y la difamación de su contrincante.

La elección que se viene en Cuaji va a estar cabrona, muy cabrona, donde los llamados poderes fácticos ilegales actuarán incluso al margen de la ley y de las instituciones del Estado mexicano sin que nadie les haga contrapeso o les oponga resistencia (tan compenetrados que están con los legales), sino sólo ellos mismos. A Tino ya se la aplicaron la vez pasada; ahora que va de nuevo por el mismo botín surge una pregunta de obligada respuesta: ¿Aprendió y ya tiene el “antidoto” adecuado, o ha de creer que su mera sonrisa bobalicona, las tres palmaditas en la espalda, los plásticos de a tres pesos y la compra de voto van a ser suficientes? Por cierto, el fraude es un engaño con motivación económica para conseguir un beneficio, con el consiguiente perjuicio de alguien o de alguienes.

 

 

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