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Estrategias cotidianas de
Resistencia y Lucha
contra el Racismo:
Judith Bautista

 

(Primera de dos partes)


Eduardo Añorve

 


 

 

 

 

Como parte del taller contra el racismo en México que organiza Copera (Colectivo para la eliminación del racismo), Judith Bautista Pérez expone sobre las estrategias que ha detectado, desde una perspectiva de la población indígena, las que a diario se utilizan pasar de un estatus de discriminación a uno de privilegio, sin juzgar si estas conductas son buenas o malas, sino solamente describirlas para entender cómo en México se sobrevive ante las múltiples prácticas racistas.

Lo primero que hace Judith Bautista es ubicar el balcón desde donde mira y analiza el tema, después de que se habló sobre mestizaje, raza y racismo, entre otros aspectos: “La parte en que yo estoy interesada es ver cómo vive la gente, cómo es la experiencia, en particular, de la población indígena en México, y por qué tiene sentido, por qué es significativo y por qué es importante hablar desde la experiencia de cómo hemos vivido el racismo en México… no me interesa quedarme sólo en la experiencia individual”.

Luego de este corolario, esta estudiosa arriba a un primer encuentro: “Pareciera que hay una constante y que esas situaciones de desigualdad, de diferencia, de privilegio, etc., se reflejan en datos estadísticos y en percepciones, como: quién puede ser educado y quién no, qué es lo bello, qué es lo feo. Y asociado con eso, en términos muy prácticos, podemos ver qué posibilidades y ventajas tenemos algunos para acceder a la escuela, a un trabajo, a vivir en cierta colonia, etcétera. Ésta es la parte por la que yo estoy interesada en esto. Y lo que he hecho últimamente es acercarme a trabajar las estrategias cotidianas de resistencia y de lucha contra la discriminación, desde este lugar donde estoy hablando.

Sin embargo, dice Judith Bautista, hay que tener cuidado de calificar estas conductas sino entender sus causas: “Lo que yo no pretendo es decir: Esto está bien, esto está mal, la respuesta de esta persona es inadecuada, qué mal que trabajen sin identidad, por qué no aceptan... Lo que me interesa a mí es por qué para la gente es importante tomar ciertas decisiones y cómo esas decisiones influyen en la forma en cómo se benefician o cómo se les niega ciertas cosas prácticas: alimentación, salud, educación, etcétera. Esta experiencia de las personas tiene consecuencia en sus vidas, y parte este acercamiento, esta reflexión parte de compañeros y compañeras que parecieran que superaron el obstáculo de ser indígenas en México, es decir, la gente con la que yo platiqué y con quienes conversé son mujeres y hombres que tienen ya el éxito”.

Y ejemplifica sobre casos de personas racializadas como indígenas que han adoptado estas estrategias para ser exitosas en sus ámbitos laborales, con el objetivo de cuestionar las consecuencias de esas conductas: “¿Cómo vamos a hablar de racismo si ya eres funcionario público y ganas 80 mil pesos mensuales? O, eres un actor de un canal de televisión nacional o eres una profesora de postgrado en la UNAM o eres del nivel administrativo más alto en una universidad, es decir, ¿cómo es para ellos? Y yo me senté justo con esa intención: ¿Cómo ha sido para ti, y qué pasa ahora, lo sigues viviendo?, ¿cómo es? Y entonces salieron una serie de experiencias que se compartieron, de cómo es, cómo ha sido y cómo se sigue reproduciendo el racismo en la vida de estas personas. Y que son decisiones que han marcado de una manera brutal en la forma en cómo te relacionas con las demás y los demás”.

Para Judith Bautista, éste no es un asunto menor: “Esta investigación, es una lucha de mujeres y hombres indígenas por su dignidad, vida, historia, y que estos elementos están entretejidos, que no están separados uno del otro, y que esta lucha se ha realizado en batallas cotidianas, permanentes y silenciadas, por esta situación de individualizar las experiencias, y que son presentadas en la agenda nacional desde el aparato estatal como un tema, y desde los pueblos indígenas como la acción certera e infranqueable de la continuidad de la lucha colectiva, histórica y digna, es decir, de la lucha por la vida”.

Luego, vuelve sobre el origen de las discusiones y análisis públicos que en las últimas décadas se han hecho sobre el racismo en México, en el que el concepto de mestizaje es importante: “El racismo, desde ámbitos como movimientos sociales y académicos, empieza a tomar una mayor relevancia para su uso como una categoría analítica desde la aparición pública del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el primero de enero del 94 en Chiapas. Esa insurrección pone sobre la mesa, con palabras muy claras, sin tapujos, pone en entredicho la forma en cómo el aparato estatal lee y construye lo indígena, y que existe el racismo en México y que es negado públicamente desde muchos aspectos, y, sin embargo, la vida social, política, económica y cultural de hombres y de mujeres indígenas y su relación con el estado mexicano, con la sociedad en general, está fundada en una línea racial, es decir, en un discurso construido racialmente, en este caso, el discurso del mestizaje.

“Y que las implicaciones de esta relación tienen una condición, que es una subordinación de poblaciones categorizadas, jerarquizadas como inferiores ante otra catalogada como superior, y que eso está en constante construcción y que en lo cotidiano parece que vas pasando por un lado, donde aparentemente ya la libraste, pero, por el otro, sigues siendo tratada de la misma manera. Es algo muy móvil, ¿no? Y con lo que yo me quedo, del racismo, para entenderlo, es: uno, que define la diferencia, que define lo diferente, ¿no?; lo otro, es que justifica la desigualdad; y lo otro, es que mantiene el privilegio y lo legitima, es decir, legitima la vida cotidiana en políticas públicas, quién tiene derecho a qué privilegios, y justifica, por el otro lado, quién puede tenerlos: Claro, seguro no le echa ganas, no piensa bien, es obvio que no va a tener… es como una consecuencia, una caracterización diferencial y enseguida justificar esa desigualdad, como si fuera inherente a la persona.

Después de ese recuento, pasa a el tema central de su ponencia, poniendo énfasis en que realmente esas estrategias le permiten a las personas sobrevivir en condiciones dignas, en las que esa sobrevivencia se convierte en un arte que se aprende cotidianamente: “Las estrategias que utilizan las personas para navegar el racismo en México no son gratuitas, la gente toma decisiones difíciles en su vida para poder sobrevivir. Y no es gratuito ni exagerado identificar que las personas racializadas necesitan hacerse de herramientas para poder sobrevivir y sortear las dificultades que conllevan. La gente, dependiendo del espacio y del momento va a tomar decisiones determinadas que le fueron más útiles que otras, y sobre todo aquellas personas que navegan en espacios no permitidos o que rompen con las características y estereotipos que se le atribuyen, son aquellas en las que se nota mucho más que tuvieron que tomar decisiones difíciles para poder acceder a esos espacios.

“De verdad es un arte aprender a sobrevivir y a luchar contra el racismo en México; las personas nos volvemos hábiles para leer cuerpos, para leer espacios, para saber qué puede ser útil en este lugar y qué en otro no. A lo mejor aquí sí puedo decir que soy de Oaxaca, o a lo mejor aquí me conviene más sacar otra característica de mí. Es decir, se vuelve una verdadera forma de arte, aprender a volverse muy hábil para poder sortear y navegar en esos espacios. Manejar códigos, reglas, estrategias para tomar la mejor decisión que asegure obtener, acceder o tener recursos, es vital”.

Y de nuevo Judith Bautista advierte que no es un asunto de moral ni de ética, sino de descripción de conductas para sobrevivir: “No estamos hablando de personas que son víctimas, es decir, estructuralmente hay una situación de victimización, sin embargo, las personas, en el momento de tomar un decisión o tomar otra, están agarrando o tomando como la decisión de su vida, de qué conviene o no, es como un ir y venir mutable, es decir, no son objetos victimizados, no son objetos, no es una cuestión de estática, sino que son sujetos que dan cuenta de la compleja unidad entre coerción y consenso en situaciones de dominación y sujetos expertos en negociar el logro de sus objetivos en los asuntos públicos y en los asuntos privados.

“No se trata de decir si estas estrategias son buenas o son malas sino de ver por qué la gente se ve orillada a tomar este tipo de decisiones. Quiero enfatizar que me acerco a ver cuáles son las estrategias de lucha y sobrevivencia, pero eso no significa que a nivel estructural se sigan traduciendo en políticas públicas; esa línea racial se traduce en políticas públicas, en decisiones al momento de escribir leyes, y ejecutarlas, obviarlas u omitirlas para el ejercicio de derechos colectivos, por ejemplo en cuestiones de territorio de los pueblos indígenas.

“Es una lucha y una búsqueda de estrategias, pero eso no significa que se logren eliminar las jerarquías ni la diferencia y, además, enfatizar que esta idea de mestizaje no deja de cuestionar que lo blanco es superior, o sea, sigue habiendo una constante aspiración a limpiarse, ya sea través del fenotipo o a través de la educación, posición social…”.

Las estrategias analizadas por Judith Bautista, las mismas que propone para su uso académico, son: asimilación, doble esfuerzo, negación y confrontación.

 

 

 

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