En apenas nueve meses como consejera electoral y presidenta del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero (IEPC), Marisela Reyes Reyes sufrió su primer trago amargo en la primera elección organizada por los nuevos integrantes del órgano electoral.
Al término de la sesión del lunes 15, Reyes Reyes no aguantó la presión de sus seis compañeros y del representante del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Rubén Cayetano, y soltó el llanto.
Sus seis compañeros consejeros la dejaron sola al momento de votar la propuesta de quitar el registro estatal a Morena, Partido Humanista, Encuentro Social y al Partido de los Pobres de Guerrero (PPG).
Al contrario, los consejeros, Felipe Arturo Sánchez Miranda, René Vargas Pineda, Alma Delia Eugenio Alcaraz, Rocío Calleja Niño, Jorge Valdez Méndez y Leticia Martínez, hicieron que se modificara esa declaratoria excluyendo a Morena, partido que a diferencia de los otros tres, sí alcanzó el tres por ciento de la votación en las elecciones de diputados locales.
Encuentro Social, Partido Humanista y el PPG, en ninguna de las tres elecciones –la de gobernador, para las 81 alcaldías y 28 diputaciones locales– alcanzaron ese porcentaje.
Pero la presidenta y el secretario técnico del organismo electoral, Pedro Pablo Martínez Ortiz, peleaban porque a los cuatro partidos se les aplicara esa sanción. Según ellos, el documento elaborado por los integrantes del órgano jurídico del Instituto, estaba perfectamente sustentado.
Antes del lunes 15, Reyes ya había adelantado, a través de una declaración en el periódico El Sur, que a Morena, se le retiraría la acreditación electoral en la esfera local, pero que posteriormente podía recuperarla debido a que en el ámbito nacional ya contaba con el registro.
Las acusaciones que a lo largo del proceso electoral lanzó Rubén Cayetano contra el órgano electoral estatal, se intensificaron el domingo 14 cuando el IEPCG entregó la constancia de mayoría al priísta Héctor Astudillo que lo acredita como gobernador electo.
E la sesión de ese día, Cayetano exigió en cuatro ocasiones a Marisela que dijera públicamente en base a qué argumento jurídico aseguraba que Morena iba a perder su acreditación.
Marisela nunca le contestó.
El mismo 7 de junio, en la sesión de las 9:30 de la noche, Cayetano dijo que la empresa DSI contratada por los consejeros electorales para dar los resultados preliminares de la elección, había sido un fracaso pese a la millonada que se le pagó, pues los resultados del PREP fluían con lentitud.
En las sesiones posteriores, el de Morena señalo una y otra vez que la del domingo 7 había sido una elección de Estado, en la que la delincuencia organizada operó en favor del candidato de la alianza PRI-PVEM, Héctor Astudillo.
Y dijo que los consejeros estaban alineados con el PRI.
La sesión del lunes 15, fue el colofón. “Ahora sí este Instituto tendrá dinero, porque ya llegó el PRI. Se quejaban de que no había, pero ahora sí habrá”, acusó Cayetano luego de conocer el documento propuesto por el órgano electoral donde a su partido se le negaba la acreditación.
En el debate de casi tres horas, en el que seis de los siete consejeros estaban de acuerdo en que Morena conservara la acreditación, Marisela respondió a Cayetano: “Yo no recibo línea de nadie, ni tampoco doy línea (…) El documento que se presentó aquí, lo redactaron los que integran el órgano jurídico; debo de aclarar que no soy abogada, y voy a votar a favor”.
El representante del PRI, Ernesto Sandoval Cervantes fue el único que la respaldó.
Luego de que se aprobó la modificación del texto para que Morena mantenga el registro estatal, sólo quedaron en la sala Marisela y la consejera Alma Delia Eugenio.
Fue entonces cuando la presidenta ya no aguantó más y soltó el llanto. En ese momento ni siquiera el elevado sueldo que percibe logró consolarla.
La semana pasada, Trinchera y El Sur publicaron que ella cobra un salario mensual de más de 212 mil pesos, y los otros seis consejeros, 175 mil pesos.
Esto fue motivo de escándalo en las redes sociales. 
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