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bala perdida

cultura

 

 

 

 

Estaba todo prohibido. ¿Por qué chingaos habíamos entrado a un lugar donde no te dejan hacer nada? No podíamos correr, tocar, gritar, saltar. Nada, absolutamente nada. Ésta era la idea que tenía mi papá para pasar un buen domingo. ¡Chingao!… nos hubiéramos quedado en casa, ahorita estaría pasando el siguiente nivel de Call of Duty, o viendo una película en Netflix, y no estas chingaderas que ni entiendo. {...]

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Un buen
domingo

 

 

 

 

¿Qué nosotros somos el futuro de Guerrero? ¡Ja ja ja! ¿Futu…? ¡Ja ja ja! Aquí jamás habrá futuro. En esta tierra sureña sólo hay hambre y muerte y buena hierba; nuestro pan de cada día. Dame un jale, vale. ¡Uf!, qué chingón. Ten, vale, pásala a los otros. Eso, así, jalen lento y profundo. ¿Mi edad? Ando en los diecisiete, y mis vales también. Carne fresca y jugosa, mi jefe. Le aseguro que aprenderemos rápido a usar las armas. Preparen, apunten y fuego. [...]

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Niños héroes

 

 

 

 

 

1. Una niña entra al cuarto iluminado solamente por la pantalla de televisión. Va descalza y en camisón, sus pasos son cuidadosos. Mira la cama, que aparentemente está vacía, pero ella sabe bien que siempre hay que desconfiar de los fantasmas que surgen de las sombras que proyecta el monitor. Después de asegurarse que no hay nadie (oye las voces de sus padres en la cocina, discutiendo sobre la cena), se para frente al monitor y recuerda la consigna: «no te pares tan cerca del televisor, te va a hacer mal».

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Morir de miedo