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El racismo en México es una
práctica normalizada y sin reconocimiento institucional:
Mónica Moreno

(Primera de dos partes)

 

Eduardo Añorve

 

 

Mónica Moreno durante su ponencia [Foto: Eduardo Añorve]

 

 

 

 

La de raza, es una mera idea

 

En su ponencia Raza, mestizaje y las vivencias del racismo, presentada ante unas treinta personas en el Distrito Federal, la doctora Mónica Moreno Figueroa cuestiona el concepto de raza, porque este concepto, dice, no es un objeto empírico, que se exista en la naturaleza; no puede, por lo tanto, ser usado como la base para explicar la causa de algo, puesto que es una construcción social y, como tal, tiene un efecto ideológico, y es fenomenológicamente real puesto que tiene consecuencias y efectos reales en las personas. Citando a Wade, concluye: La idea de raza es sólo eso, una idea.

Mónica Moreno es parte del Colectivo para la eliminación del Racismo en México (Copera), y esta ponencia forma parte de un taller contra el racismo, que pretende coadyuvar a elaborar y consolidar una agenda anti racista con varias organizaciones sociales, activistas y otros ciudadanos interesados en ello.

A partir de la expansión de los europeos en los siglos XV y XVI, continúa la académica, la idea de raza comienza a surgir a partir de diferenciaciones dicotómicas que comienzan a jerarquizar nuestro pasado colonial, nuestro proceso histórico. Pero lo que interesa, acota, es conocer la especificidad del racismo en México y de la constante afirmación que existe entre diferencia y privilegio, basándose en algunas entrevistas hechas por ella misma a mujeres (a las que identificó como mestizas, pero quienes se identificaban como mexicanas), para ejemplificar como se da la especificidad de la idea de raza en México y de su consecuencia, el racismo.

 

 

 

Los mestizos,
entre la diferencia y el privilegio

 

En el caso de la primera conversación, la entrevistada hace una diferenciación racial entre "los de este lado" y "los de aquel lado", ante ello, Moreno Figueroa se pregunta: ¿Quiénes son los de este lado?, para concluir que hay allí una definición muy clara de lo que está "allá" y no de lo que está "acá". Ésta es una de las características del racismo: La gente dice: "No, yo soy de este lado", aunque no hay una línea muy exacta dónde comienza este lado y donde está aquel lado, pero así nos movemos, explica.

En otra conversación, la entrevistada (que se asume como muy morena y chaparrita) reconoce que ha discriminado (despreciado y rechazado) a un hombre similar a ella, que le provoca miedo, aunque reconoce que también ha vivido situaciones en las que ella ha sido objeto de ese desprecio y ese rechazo; al respecto, la investigadora precisa: A esto es a lo que yo llamo la lógica del mestizaje, donde aprendemos a ver y a no vernos. Aunque hay una conexión que no le queda muy clara, la entrevistada se ve a ella, pero no ve la conexión entre las dos cosas, sin siquiera asomarse a ver que ella también produce miedo a otros, porque eso implica reconocerlo, y eso cuesta trabajo.

Por eso, afirma Mónica, el racismo en México se vive de una manera muy fragmentada, muy corporal, donde se rompe la solidaridad muy fácilmente. En consecuencia, el reconocimiento del racismo en México está difícil, las prácticas racistas no son reconocidas, por un lado, por la complejidad de su cotidianidad, es una maraña de diferentes expresiones, en las que hay mucha complejidad, se vive en muchos niveles, aparece en diferentes versiones, en la familia, con diferentes miembros de la familia de diferente manera, en la escuela, en el trabajo, en la calle; o sea, estamos constantemente bombardeados por diferentes estrategias de diferenciación normalizadas, como que así son las cosas.

 

 

 


Mestizaje e ideología en Latinoamérica

 

Por otro lado, continúa Moreno Figueroa, la existencia de un discurso racial del mestizaje es lo que distingue a los países de Latinoamérica: el mestizaje como un proyecto, una ideología racial, que es muy diferente a los proyectos raciales de otros países y de otros contextos. Esta idea de la mezcla y de la mezcla que va incorporando diferentes elementos es lo que caracteriza la manera en que el racismo se vive. Es decir, nuestras familias, nuestra vida está mezclada, precisa, no tenemos una distinción de grupos raciales, aquí las razas no existen, a diferencia de otros lugares en que sí existe esta idea, como en Estados Unidos, donde la ideología racial imperante tiene como una de sus características la hipo descendencia, es decir que si tú tienes una gota de sangre negra, de tu tátara tátara abuelo, eres negra aunque te veas, aunque no parezcas, y tú lo sabes, y estás registrado como tres cuartos... Ésa es una lógica distinta que sí hace que haya blancos y negros, blancos y latinos, blancos y asiáticos, y así.

Y continúa: Esa idea de que una ascendencia te determina completamente, es muy diferente a cómo en América Latina hemos ido viviendo la cuestión de la mezcla. Sí, tenemos una gota de cosas... somos un poquito de todo... eso marca la diferencia. La existencia del discurso racial del mestizaje forma parte de nuestras ideas, es parte de la ideología latinoamericana.

 

 

 


Se omite hablar de raza...
pero se practica el racismo

 

Otro problema por lo que es difícil que se reconozca el racismo en nuestros países es la división entre raza y racismo, y de alguna manera se ha dejado de hablar formalmente de raza, aunque la idea de raza está por todos lados (continuamente estamos hablando del color de la piel, del tipo de pelo...), y la práctica del racismo se ha disasociado de esa palabra. Entonces, tenemos las dos cosas como flotando. El racismo como una práctica que esencializa y referencia a las personas no necesita tener una explícita mención, no necesita mencionarse explícitamente la raza para que funcione; o sea, el racismo puede funcionar aunque no haya una idea de raza.

Y ejemplifica: No voy a decir: "No voy a esa zona porque allí viven los negros", sino digo: "Ahí no voy porque es peligroso". Ese "peligroso" tiene allí una racialización, implica una idea de raza que no estamos diciendo pero que está allí. Así, esta división hace que se vuelva todavía más complicado entender por dónde está el racismo, por dónde está la raza y cómo se conectan.

 

 

 


El racismo, sin reconocerse en público

 

El racismo no se reconoce institucional o públicamente, asegura Moreno Figueroa, no lo estudiamos en las escuelas, no tenemos esa discusión, el discurso público del Estado no incluye claramente el racismo, pero sí se vive como un experiencia individual, y ése es el otro problema del racismo en México: se vive como si fuera mi problema, es una experiencia individual marcada en el cuerpo de las personas, precisamente entre esta población mestiza/mexicana, que es la población mayoritaria del país, y que más se beneficia de la jerarquización hacia los negros y los indígenas y los otros que existen en este país, y es la población de la que menos hablamos, es la que usualmente dice: "No, pues hay que trabajar con los indígenas porque... ¡pobrecitos!". Y yo pregunto: "Y tú, ¿qué onda?; más bien, ¿tú cómo te beneficias o qué te está pasando a ti?".

Hay esta idea de que los que no se identifiquen es que no les pasa nada. ¿Cómo no? ¡Nos pasa a todos! Y la complejidad es que en esa población mestiza también hay un continuum, donde hay unos que se benefician más que otros, hay toda una serie de ilusiones de que sí pertenecemos a lo mexicano y que, por lo tanto, yo no me tengo que preocupar porque estoy incluida o incluido en el proyecto nacional, y allí está la trampa del mestizaje.

 

 

 


El racismo, ¿asunto de individuos?

 

Además se vive como algo individualizado. Hay quienes, ingenuamente, ven esta situación como si fuera un asunto de falta de amor propio, de falta de valoración de uno misma, pero, por más que uno quiera, uno sale a la calle y te sigue pasando: por más que yo me quiera y me valore, hay una situación pública. El racismo es un problema público, no es mi problema. Digo, es mío y el de todos, es un problema más allá de mí. Es importante abordarlo de esa manera.

Entre los mestizos existe la ilusión de privilegio, que un lugar sí y en otro no, nos da idea de cómo funciona la idea de raza, que no es fija, que se mueve, que en un contexto serás la más blanca y en otro eres la más negra o la más morena, y en un contexto te va bien y en otro no, pero, por eso, porque sabemos que en cierto contexto nos va a ir un poquito mejor le entramos al rollo del mestizaje, le entramos y no queremos perder ese poquito y... lo voy a usar a mi favor, y no me voy a solidarizar con otros porque, pues, si se me va ese poquito, ¿cómo le hago? Por otro lado, el mestizo más blanco no vive una situación continua, estructuralmente, sistemáticamente, de exclusión, como sí la viven los indígenas, los negros y otros más.

 

 

 


El racismo normalizado en México

 

Así, para Moreno Figueroa, la idea central de la cuestión es que veamos a la población mestiza, que nos fijemos, además, en la normalización del racismo, entendido éste como la normalización de los insultos a la dignidad y las limitaciones a la autonomía que las personas tanto experimentan como participan en su reproducción. Esta idea me parece apropiada para entender cómo funciona el racismo en México, donde no está muy claro quién es el racista, quién es la víctima, o sea, estamos en una lógica en la que continuamente pasamos de un lado a otro, y eso está muy normalizado.

Por otro lado, continúa, el mestizaje permite una forma de blanquedad y privilegio que se experimenta como normal y ambigua al mismo tiempo, es decir, que el identificarse como "blanco/a" no está necesariamente o consistentemente ligado a tener un cuerpo (más) blanco sino con mantener legitimidad, poder y control sobre otros y otras, entendiendo la blanquedad como el que es un poco más claro puede tener ciertos privilegios, pero eso es limitado.

En México, la blanquedad no está atada a un cuerpo blanco necesariamente sino al más blanco de determinado contexto. Esa idea de quién tiene ese privilegio, ese control sobre otros por su cuerpo, además de una serie de privilegios añadidos, privilegios de clase, de educación.

Y cuestiona: ¿Quién es el que se nombra en este país, y quién no? ¿Cómo está jerarquizado? ¿Quiénes son los que sí tienen que decir "Yo soy indígena, yo soy afroindio", y quién no, quién es el normal, quién es el que está en ese lugar de privilegio que no tiene que pensar en esas cosas? Y así es precisamente cómo esa lógica del mestizaje les permite a unos acomodarse, privilegiarse, y a otros, que tengan que estar nombrándose: "¡Hey!, aquí estoy, reconóceme, sí existo, éste es mi límite".

El mestizaje es un término complicado de definir y de pensar qué es, y yo lo miro como una cebolla, que tiene capas y capas de significados, pero que, lo interesante en México, un significado no borra a otro anterior sino que se van acumulando, y a veces sale uno y a veces el sale otro y a veces están todos.

 

 

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